La indumentaria oficial para el Carmín es: pantalón vaquero, camiseta blanca, pañuelo azulón al cuello y calzado cerrado. Así lo explican a los lectores de LA NUEVA ESPAÑA la reina de las fiestas, Alicia Cueva del Río, y sus amigas Carla Flórez García, Carmen Ornia Fernández y Paula García. Las jóvenes, de entre 19 y 20 años, apuntan que, aunque ese es el patrón, se permiten licencias como pantalón corto o largo, "dependiendo del tiempo", matizan. No obstante, entre los jóvenes triunfan los cortos porque "son más cómodos", matiza Carmen Ornia, y Carla Flórez opta por una minifalda vaquera.
La camiseta ha de ser blanca. Caben varias posibilidades: desde una básica, hasta la oficial de la fiesta (que vende la Sociedad de Festejos de Pola de Siero a seis euros, con pañuelo a juego por cuatro) pasando por las que diseñan los grupos de amigos.
Carla Flórez recuerda que no ha de faltar el pañuelo azulón al cuello, aunque a lo largo de la folixa vaya cambiando de ubicación, pero lo suyo es que vaya ahí, manifiesta.
Estas polesas no olvidan la importancia del calzado, en el que también insisten los servicios de emergencias: siempre cerrado. Ellas apuestan por "playeros (zapatillas deportivas), y viejos, a poder ser", señala Alicia Cueva, pues con tanto trajín es difícil que regresen en buen estado a casa. "Si llevas sandalias, te cortas fijo o te pisan?", razonan.
Reconocen que se ha puesto de moda entre los adolescentes llenar de mensajes sus camisetas y hasta su piel. Así que el rotulador para que alguien escriba su Instagram o haga una dedicatoria tampoco falta en el equipamiento para ir al prau.
La reina y sus amigas explican que los más jóvenes del Carmín ya empiezan la fiesta comiendo en la Sobatiella, más que merendando. Son un clásico culinario la tortilla de patata, pechuga de pollo y la empanada. Mantienen la tradición de pedir agua a los vecinos de la Pola cuando regresan del prau. Se van a duchar, a cambiarse de ropa para "ponerse guapas", y a seguir la fiesta.
Ven fenomenal la campaña contra las agresiones machistas. "Es muy necesario", apunta Carla Flórez. Alicia Cueva sostiene que así se quedan más tranquilas si una amiga, entre tanta multitud, se pierde o va a hacer pis. Dicen sentirse "más seguras".
