Los vecinos de Noreña están consternados por la muerte de Gonzalo Puertas Peláez, de 36 años. El noreñense llevaba unos cuatro años peleando para tratar de superar el cáncer que finalmente le venció. Aunque el fatal desenlace era temido, quienes le conocían están muy afectados por su fallecimiento.

Su hermano Víctor se mostró ayer agradecido con toda la gente "que se volcó" con la familia, para arroparles en estos duros momentos, tanto en la capilla ardiente en la Funeraria Meana, en Pola de Siero, como en el funeral. La celebración religiosa de su despedida tuvo lugar ayer por la tarde en una abarrotada iglesia parroquial de Noreña y, acto seguido, recibió sepultura cristiana en el cementario de la localidad.

Gonzalo Puertas, que falleció el sábado, era muy conocido en la Villa Condal, al igual que su padre, Arturo Puertas Cabal, que fue tesorero en el Ayuntamiento de Noreña durante varios años. Su madre es Pilar Peláez Álvarez y su hermano, Víctor. El joven estaba casado con Paula García y no tenían hijos.

Quienes tuvieron la oportunidad de conocerle destacan de Gonzalo que era "trabajador y buena persona", además de gran "aficionado al deporte". Muestra de ello es que al igual que su hermano, Víctor Puertas, militó en las filas del equipo de fútbol local, el Condal, hace años. Pero además de sentir estos colores por sus vena corría sangre azul. "Era muy del Oviedo", se volcaba con el club carbayón, siendo un gran seguidor de este equipo, destacan sus amigos, que ya le están echando de menos, reconocen apenados.

Este malogrado noreñense era topógrafo de profesión, pero la enfermedad que terminó por arrebatarle la vida con tan sólo 36 años le impidió que en los últimos años pudiera ejercer. Tenía experiencia laboral, pues incluso, llegó a instalarse en Chile para trabajar como topógrafo en aquel país, explican sus amigos.

El cáncer no sólo le truncó la vida, también los muchos proyectos, como joven que era, que tenía tanto profesionales como personales. No llevaba mucho tiempo casado con Paula García, pero su novia y después esposa se convirtió en un gran apoyo para una lucha que le tocó librar demasiado pronto y que acabó perdiendo.

Sus amigos, vecinos y conocidos lamentan este deceso prematuro y quienes le conocían ya le han empezado a echar en falta. Sin duda, deja una profunda huella entre los suyos, que tratarán de superar reponiéndose poco a poco, pues el dolor que sienten es demasiado profundo.