La reparación de la iglesia de Perlora vivirá mañana un nuevo capítulo en el agitado proceso de recuperación desde que se vino abajo la techumbre en mayo del año pasado. Estos días ha aparecido por la parroquia perlorina una convocatoria a una reunión que se celebrará mañana, a las seis de la tarde, en el pabellón Braulio Busto. En los pasquines pegados por la parroquia se convoca a la reunión para hablar de la "desinformación" que hay sobre el estado de las obras de la iglesia. La convocatoria, sin firma, ha llamado la atención de los vecinos, que no saben nada de lo que acontece en torno al arreglo del templo desde que falleció el anterior párroco, Jesús García, el pasado mes de junio.
"Nosotros no la convocamos y no sabemos quién lo ha hecho", explica Pepe Caballero, de la asociación de vecinos. Hace unas semanas, "hubo una reunión y se decidió formar una comisión a petición del nuevo párroco para hacer un seguimiento, pero no hemos tenido más noticias". En aquella reunión, el nuevo párroco, José Manuel García, el mismo que ejerce en Candás, explicó a los vecinos que no disponía de ninguna documentación y no sabía en qué estado se encontraban los arreglos del templo.
Tras aquella reunión, y ante la nueva convocatoria, algunos vecinos han manifestado su sorpresa ante ese desconocimiento. "Toda la documentación se entregó a quien correspondía", explican algunos colaboradores en los trabajos que prefieren mantener el anonimato y esperan "que se aclaren las cosas el jueves". En lo que coinciden con los convocantes es en la "desinformación" y se extrañan de que "pidan información a los feligreses cuando todo se ha llevado desde la propia iglesia. Nosotros hicimos aportaciones, pero no llevamos las cuentas, difícilmente vamos a poder aclarar algo, nos lo tienen que aclarar a nosotros".
La nave central de la iglesia de Perlora se derrumbó en mayo de 2017 debido al mal estado de la madera que sostenía la cubierta, como se pudo comprobar en las fotos que se hicieron de la misma durante los trabajos de recuperación, con vigas formadas por trozos claveteados de madera, de mala calidad y afectada por la humedad. La comprobación del estado del templo desveló que la torre también presentaba un estado muy peligroso y por la torre se comenzaron a ejecutar los trabajos, antes de pasar a la nave central y reabrir la iglesia al culto, después de un año cerrada. La primera misa celebrada tras las obras contó con la presencia del Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, que agradeció a los vecinos que "cuando se cayó el tejado no dijisteis: 'que lo arregle el Obispo', sino que lo tomasteis como algo vuestro".
Aunque ya abierta al culto, se precisa una inyección de 20.000 euros más para completar los trabajos, algo para lo que los vecinos buscaban soluciones. El fallecimiento del párroco en junio complicó la situación.
