Lucía Noval encabeza un equipo de ocho personas que aspira a dirigir la Sociedad de Festejos de la Pola y que desde hace unos meses se ha mostrado muy crítico con el actual presidente, Jenaro Soto.
- Jenaro Soto había dicho en su día que se iba. ¿Por qué tanto empeño en que se fuera antes? Hubiera sido más fácil dejarlo marchar.
-Fue a partir de una asamblea, en la que vimos las formas de Jenaro Soto, que nos parecieron surrealistas, y entonces decidimos dar el paso. Yo creo que decidió quedarse por orgullo.
- Esa es la cuestión. ¿No hubiera sido mejor para ustedes no hacer nada hasta que se fuera?
-Yo creo que cuando decidió duplicar el Oktoberfest fue cuando la gente dijo que había llegado a un límite insostenible. A partir de ahí empezamos a pensar en hacer oposición y a plantear críticas.
- Háblenos de sus propuestas.
-Yo creo que nosotros tenemos otro concepto. En tecnologías, música y organización de eventos estamos muy por encima. Deberíamos centrarnos en que en cada fiesta haya para todos, algo en lo que creo que está fallando.
- Festejos de la Pola es distinto en casco urbano y varias fiestas. ¿Por dónde van a empezar?
-Llevamos más de un año haciendo un resumen de lo que quiere la gente, de lo que se quejan, qué inversiones piden, qué cosas se olvidaron. Y a partir de ahí tenemos muchas ideas. Pero no las podemos adelantar todavía.
- ¿Hay partes de la tradición recuperables?
-Sí. Por ejemplo, Les Comadres han ido a menos, se han probado cosas pero no se han hecho bien. Hay muchas posibilidades, y no se puede uno escudar simplemente en que ya no funciona y que la gente no viene. Creo que si tú haces una fiesta y no va nadie, la culpa es tuya. Por otra parte, creo que en las fiestas invierte mucho dinero en unas cosas y poco en otras que quizá son más necesarias.
- Güevos Pintos está muy encarrilada, pero el Carmín quizá da más problemas por la masificación. ¿Qué opina?
-El Carmín acabó en macrobotellón, y es cierto está masificado. Pero se pueden buscar soluciones. No se trata de abrir un prado más para que vaya la gente. Creo que la fiesta necesita mucho más control, basta en fijarse en otras fiestas similares que tuvieron esos problemas y los acabaron solucionando.
- Ustedes prometen renovación y, sobre todo, juventud.
-Sí. Pensemos en la media de edad de los socios. La mayoría son gente mayor. Y los que hay jóvenes la mayoría son por tradición familiar, porque el abuelo paga el de hijos y nietos.
- Aumentar los socios es un reto.
-Sí. No puede ser que el número esté por debajo de 800. Si necesitas dinero, es lo más fácil, decir a la gente que colabore. Hay un millón de maneras de hacer socios. Yo no hubiera hecho nunca una campaña puerta por puerta.
- ¿Qué es lo que más echa de menos en las fiestas como polesa?
-El tipo de ambiente. La gente no se viste de aldeano, nadie desfila en El Carmín, falta la música por la calle, la decoración. Creo que hay que recuperar ese espíritu de fiesta, eso que siempre hubo en la Pola y que se está perdiendo. En el Carmín, por ejemplo, tendría que haber más pañuelos decentes, camisetas, que la gente de la Pola se sienta más identificada, que haya color local.
