Nélida Fernández es abogada y delegada del Colegio de Abogados de Oviedo en Pola de Siero. Allí ejerce su profesión en los cuatro juzgados de la localidad, en los que dice ver a diario "un retrato de la vida cotidiana en España". Fernández defiende el proceder de los jueces españoles y su independencia a pesar de las cuestiones políticas. "Si no fuera por la justicia, en estos últimos diez años, este país no sería reconocible", proclama convencida la jurista.
- ¿Cuál es la función del colegio de abogados en Siero?
-Es una delegación de la sede central que está en Oviedo. Lo que hacemos es representarlos en Siero, una plaza importante porque hay cuatro juzgados. El abogado necesita estar respaldado por un colegio incluso frente a los tribunales, si se da el caso. Respaldamos al profesional en su ejercicio; el colegio, como entidad, ha de estar siempre en la ayuda al abogado en el desempeño de su labor. Venimos a garantizar el ejercicio de la profesión y recibimos las denuncias por mal funcionamiento. E incluso las quejas las ha de llevar el Colegio.
- ¿Qué se encuentra cada día en el juzgado de Siero?
-Se ve la vida cotidiana de un país. Desde las amenazas en un bar, siempre que sean leves, también lesiones, deslindes, reivindicatorias en civil, accidentes de tráfico? Todo el espectro. Además, destacaría que Siero es un partido judicial donde se trabaja muy a gusto. Hay una "entente cordiale" entre jueces, letrados de la administración, funcionarios, abogados y procuradores.
- Basado en esa experiencia, ¿cuál es la interpretación que saca de España?
-Somos un país que se valora muy poco, digo, nosotros mismos. Tenemos muchísimo que mejorar pero tenemos cosas muy importantes muy bien hechas. La Justicia es la garantía fundamental del estado de derecho, aunque se equivoque. Si no nos fiamos de la justicia española no nos fiamos del país.
- La gente cuestiona mucho las decisiones judiciales, ven una cierta contaminación política, social...
-Comparo mucho la justicia con la medicina. Entras en cualquier bar de este país y toda la gente es médico o abogado... Y no es así. Valorar la independencia de la justicia tiene que estar muy por encima de si me gusta o no la sentencia. Otra cosa, es la opinión sobre ellas. Puedo no estar de acuerdo con una sentencia, pero eso no significa que el juez no lo haya valorado con independencia y profesionalidad. El derecho no es automático, la ley ha de interpretarse, es algo vivo. La gran mayoría de las sentencias están sometidas a recurso, y no es para nada inhabitual que los tribunales se rectifiquen entre sí.
- A la luz de las polémicas con el sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial, ¿considera que la justicia está politizada?
-El tema no es sólo cómo nombrarlos, sino su independencia. Hay diversas opciones para tales nombramientos, todas ellas con pros y contras, y todas ellas defendibles. La cuestión radica en que el nombrado no ha de ser después leal a quien lo ha elegido. Una vez nombrado, ha de ser absolutamente independiente. Ahí está la clave, en esa garantía. No tengo dudas en que la garantía sustancial de un estado de derecho radica en la independencia judicial, incluso con errores. En los últimos tiempos, muy convulsos políticamente, la justicia fue un pilar clave. Si no hubiera sido por ella en los últimos diez años, este país no sería reconocible. Es muy fácil sacar punta a lo que hacen otros, sobre todo en cuestiones tan técnicas como la aplicación de la ley. En derecho, la complejidad suele ser garantía de justicia.
- Por ir a un caso mediático que pueda servir para evaluar el sistema judicial español. ¿Qué le pareció la famosa y cuestionada sentencia de "la Manada"?
-Yo la leí. Y también leí el voto particular en contra (dos de los jueces coincidieron, el tercero no). No tengo ninguna duda de que ha sido estudiada profundamente en derecho. Han hecho una labor magnífica, compartamos o no la sentencia o el voto particular. La presión ejercida mediáticamente e incluso en la calle contra los tribunales sólo atenta contra la labor judicial y su independencia, cuya defensa luego nos llena la boca.
