Sindicalista, activista vecinal, exconcejala... Carmen Garrido "Carmina" (Folgueras, Pravia, 1934) fue la primera mujer en la dirección de la sección sindical de Ensidesa -actual Arcelor-Mittal-. Por su compromiso social, la asociación Yumper ha decidido otorgarle su premio "Asturianos de braveza" 2018. Un galardón que recibirá hoy junto a otras personas y colectivos (19.30 horas en el Centro Cultural de La Fresneda). Asegura no merecerlo: "Conozco a gente que ha hecho más méritos para recibir esta distinción".
- Tras más de medio siglo de actividad sindical, ¿cree que esa lucha sigue teniendo vigencia hoy en día?
-Desde luego. Y la prueba está en el reciente caso de Alcoa, que es el ejemplo de la importancia de la lucha sindical. Si no llega a ser por las movilizaciones promovidas por las centrales los trabajadores no habrían llegado a los acuerdos alcanzados con la dirección de la empresa el miércoles.
- ¿Cree que ese acuerdo es una prórroga de seis meses que pospone el mismo final o confía en que aparezcan inversores?
-No conozco lo suficiente el sector del aluminio, pero considero que si en esos seis meses no aparece ningún inversor tendría que ser el Estado el que aportase los fondos suficientes para mantener la factoría abierta. ¿No han rescatado a la banca y a las autopistas? Pues no entiendo por qué aquí no pueden hacer lo mismo. Los trabajadores de Asturias no son menos.
- Más tocada todavía está la minería.
-Es un tema del que prefiero no opinar, porque lo desconozco totalmente. Pero le voy a decir una cosa: viajo mucho por la carretera de Pravia a Cornellana, y he llegado a contar hasta 20 camiones cargados de carbón que van hacia las térmicas del Narcea. Que cierren nuestras minas y que se esté importando carbón del exterior no me parece muy claro.
- Parece que mejor salud tiene Arcelor-Mittal, que usted sí la conoce bien.
-Trabajé allí durante muchísimos años y conozco el sector, aunque los que están allí me dicen que la factoría está bastante cambiada de como yo la conocí. Si se invierte en ella, en la siderurgia seguirá siendo un sector viable. El problema con toda seguridad es si se pueden plantear inversiones en plantas de acabado, que es lo que produce mayores beneficios. Pero en este país parece ser que se dedicaron bastantes esfuerzos para que esas factorías de producto acabado estuviesen en manos privadas y no en públicas...
- Fue la primera mujer en participar en los órganos de gestión de sección sindical de Ensidesa. ¿Cómo fue abrirse hueco en aquel mundo de hombres?
-En general bien, pero tengo que decirle que en algunas asambleas que hacíamos antes del turno de las seis de la mañana, había compañeros que me decían: "Mejor estabas en la cama que aquí" (ríe). Pero nunca lo tuve en cuenta. Hemos avanzado mucho desde entonces y hay que pensar en que el nivel de los trabajadores de Ensidesa en aquella época, en los 70, era el que era.
- También militó en Izquierda Unida. ¿Cómo ve el panorama político? ¿Qué le parece la irrupción de Vox?
-Concretamente tengo que decir que estoy en total desacuerdo con las políticas de extrema derecha, aunque por desgracia veo que llegan con fuerza. La izquierda debería analizar la situación y ver si es que se están haciendo las cosas suficientemente bien. Y si es por eso que surgen estos movimientos. Es posible que, aunque no nos guste, tengamos que soportarlos a partir de mayo.
- También ha sido una gran defensora del papel de la mujer. ¿Está el feminismo cada vez más cerca de ganar la batalla de la igualdad?
-Creo que está cogiendo un auge importante. La constatación de ello fueron las movilizaciones del pasado 8 marzo, que fue un claro ejemplo de que las mujeres tenemos fuerza cuando nos ponemos a ello. Tenemos que continuar la lucha.
