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José Benito Díaz: "Con las terrazas le dimos vida a una plaza que era residual"

"Antes el espacio no se usaba por el pavimento - y por los desniveles", sostiene el arquitecto

El arquitecto municipal de Siero, José Benito Díaz, fue el artífice de la reforma de la plaza de Les Campes llevada a cabo en octubre de 2001, que le devolvió al espacio público una vida que ya no tenía. El espacio que hoy ocupa la plaza estaba atravesado entonces por varias carreteras, y una zona de aparcamiento para camiones. Apenas había bares, y los que había tenían muchas limitaciones para las terrazas.

La plaza tenia un gran desnivel, que el arquitecto solucionó distribuyéndolo en tres niveles, en plataformas superpuestas en abanico. De esta manera, y desviando la carretera a Celles, que la cruzaba por el medio, se ganó mucho espacio para los peatones, y los bares pudieron contar con amplias terrazas. "Con las terrazas le dimos vida a una plaza que era residual", sostiene el arquitecto. "Antes, el espacio no se usaba, primero por el pavimento, y segundo, por los desniveles, que eran muy grandes", asegura.

Efectivamente, a la plaza de Les Campes confluían varias carreteras que, antes de la peatonalización, hacían de ella un espacio muy poco atractivo para el peatón, y hoy se puede ver llena de gente los días que hace buen tiempo, especialmente los fines de semana.

Antes de que se acometiera la reforma, muchos vecinos de la zona se mostraron en contra del proyecto, e incluso hubo varias manifestaciones para pedir que se frenase. Pero cuando terminó la reforma ya no hubo protestas ni voces en contra, y el proyecto pareció satisfacer a la mayoría de los polesos.

Con el tiempo, los beneficios de la reforma se fueron haciendo cada vez más evidentes, y fueron muchos los bares que se establecieron en su entorno, y la mayoría aprovecharon el espacio para colocar unas terrazas que hoy ya son señeras en la localidad.

En su momento, como explica el arquitecto, se llegó a plantear la supresión del paso del tráfico hacia la Avenida de Gijón pero finalmente se descartó esta opción porque no se encontró ninguna vía alternativa, y la salida hacia Gijón seguía siendo una arteria importante para el tráfico de la localidad.

Y aparte del espacio central, se ganó terreno también en el entorno de la calle Inocencio Burgos y Corporación, a uno de cuyos lados se salvó el desnivel con una escalinata. Y en el otro, se abrieron los pozos para la plantación del álamo y el roble que hoy son tradición, respectivamente, los días de San Juan y San Pedro en la villa.

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