Los bailarines asturianos del Monumento al Carmín han vuelto a casa. Los operarios del taller de construcciones metálicas Sevi, radicado en Lugones, trabajaron ayer para colocarlo de nuevo en su sitio, la plaza de Les Campes, tras varios días de intenso trabajo de restauración. Las cuatro figuras que ocupaban su sitio desde principios de los años ochenta del siglo pasado, engarzadas por los meñiques, habían sido retiradas y transportadas al taller lugonense.
El responsable del taller, Francisco Vigón, señaló que el monumento, estaba "muy deteriorado" pero gracias al concienzudo trabajo de restauración, "da para otros treinta años".
Según Vigón, este tipo de elementos metálicos, por fuertes que sean, siempre acaban deteriorándose inevitablemente cuando están al aire libre, por la humedad y los cambios de temperatura. En el caso de los bailarines, el deterioro era especialmente importante por la parte baja.
Para su recuperación se han sustituido algunas piezas y se han limpiado todas la figuras por el interior y el exterior, para darle posteriormente una imprinacion en cinc y dos capas de pintura. De esta manera, la protección está garantizada.
No obstante, Francisco Vigón asegura que el desgaste es inevitable, "sobre todo en los lugares que no se ven", por filtraciones de agua y otros problemas. No obstante, se ha tratado de prevenir con algunas ideas nuevas. Por ejemplo, se han hecho algunos agujeros en la parte de los pies de las figuras para permitir que el agua se filtre, porque hasta ahora quedaba estancada, lo que contribuía a dañar toda la parte baja.
Terminados los trabajos, la escultura luce ahora en todo su esplendor al frente de una plaza de Les Campes en la que, además, se han pintado los bancos y se han puesto bolardos para evitar aparcamientos indebidos. Los cuatro bailarines están llamados a bailar a la intemperie en la plaza durante muchos años.
