Basta echar un vistazo a las obras de Luis Vega para darse cuenta de su realidad particular. Un poco como David Lynch en el cine, Vega busca mostrar su visión, pero sin explicaciones: "Cada uno que saque su conclusión", dice. La exposición que hasta finales de la próxima semana está en el Viejo Depósito de Agua de Noreña se combina con su libro de poesía, con el que comparte identidad y título: "La curvatura del tiempo".

Y es que, para Vega, el tiempo es solo una ficción creada por los humanos para ordenar los hechos de la vida. "A mi forma de verlo, todo sucede a la vez", señala.

Una tabla de lavar preside la exposición, tiene dos velas posadas encima. "Es, como buena parte de la muestra, una crítica a la realidad", apunta el polifacético artista, que reside en Oviedo.

Entre las obras que cuelgan de las paredes del depósito podemos encontrar cuatro bloques. El primero está compuesto de objetos cotidianos. Especialmente destacable el que junta insignias actuales con un fósil prehistórico.

Después, un poco más a la izquierda, varios "collage" fotográficos, con un espíritu crítico e irónico importante. Entre ellos llama la atención uno elaborado con fotografías de la entrada de un cementerio, donde los contenedores de basura de la puerta muestran dos carteles que rezan "Éxito y felicidad". "Estas ideas son tan efímeras como el movimiento de la peonza". Por otra parte, encontramos una parte más pictórica y composiciones con acuarelas "salidas del subconsciente".