El sistema de control de tráfico por cámaras del casco antiguo de la Pola ya ha sancionado a 10.948 personas hasta el 31 de agosto (fecha hasta la cual están contabilizadas en el sistema las infracciones). Teniendo en cuenta este dato, el Ayuntamiento estima que la cantidad total de las multas asciende a 875.840 euros, a razón de 80 euros por cada vez que un vehículo pasó por el casco antiguo invandiendo la zona peatonal, a no ser que los infractores hayan abonado la cantidad durante los veinte días siguientes a la recepción de la sanción, ya que, en este caso, el importe se reduciría a la mitad: 40 euros.
Sesenta infracciones al día
Las cámaras ubicadas en el casco antiguo de la Pola registraron una media de alrededor de 60 infracciones diarias. La primera jornada en que estuvieron activas oficialmente, el pasado 21 de febrero, ya se registraron 132 denuncias, tal y como comentaron en su momento el alcalde de Siero, Ángel García, y el jefe de la Policía Local, José Enrique Fernández.
Los dispositivos están instalados en la calle San Antonio, en Santa Ana con Pelayo, en el cruce de Pelayo con la avenida de Gijón y en el entronque de El Acebo con la avenida de Gijón.
El sistema informático de las cámaras tiene registradas las matrículas de todos los vehículos autorizados, de residentes o personas que acudan habitualmente al casco antiguo en sus vehículos por uno u otro motivo, y que hayan solicitado el permiso para circular por estas calles vetadas al tráfico general.
En el caso de que un coche traspase el umbral de la zona peatonal, automáticamente las cámaras toman una imagen del momento. Posteriormente, un agente de la Policía Local estudia las imágenes para corroborar la infracción y, si constata que es así, hace la denuncia o propuesta, cuyo expediente se tramita en el área municipal de Obras y Tráfico.
La implantación de este sistema de control de tráfico mediante cámaras en el casco antiguo fue justificado en su día por el alcalde, el socialista Ángel García, como una medida disuasoria para los conductores que carecen de permiso para atravesar la zona pero entran en ella, y así lograr que las calles del casco antiguo de la Pola sean realmente peatonales.
