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Veinte años sin Choche

La pérdida de un amigo y un emprendedor fundamental en Noreña

Veinte años sin Choche

Fatídica noche la del sábado de los callos de hace veinte años. Una llamada telefónica tan a deshora no hacía presagiar nada bueno.

Efectivamente , cuando volvía a casa después de haber disfrutando de los callos con los amigos, Choche sufrió un desvanecimiento en su casa. Durante el camino hasta su domicilio intuía, por sus antecedentes coronarios, la posible gravedad de la situación. Yacía en el pasillo en parada cardiaca.

La angustia de la situación se incrementaba por la idea de que la torpe reanimación, que inicié, condujera a la recuperación del ritmo cardiaco con un daño cerebral irreversible por el prolongado tiempo transcurrido. Enseguida llegaron del centro de salud en nuestro auxilio, aunque fatalmente la tragedia se consumó.

Choche se nos fue. Su vacío ha estado presente en el acontecer diario de nuestro pueblo desde entonces.

En primer lugar para sus familiares. Indudablemente Julieta, Cristina y Carmen sufrieron una estocada dolorosísima y son ellas las que más le echan en falta en el día a día.

También sus amigos nos hemos quedado huérfanos. Choche era una persona dinámica con mucha empatía y extraordinariamente divertido. ¡ Cuántas veces las fiestas de Noreña y alrededores terminaban con él de protagonista y con los demás bailando a su alrededor el "Musulmé" desenfadadamente! Muchas.

Desgraciadamente, Noreña también perdió un emprendedor impenitente. En poco tiempo puso en marcha diferentes proyectos empresariales en los que iba inyectando su energía con la idea fundamental de crear puestos de trabajo. Afortunadamente, alguno de esos proyectos mantiene sus ideas en la actualidad.

Pero, sin duda, el aspecto más notable de su personalidad era el cariño que tenía por Noreña y su priorización del bien común.

Choche estuvo en todas. Todavía siendo un adolescente, fue un factor decisivo para recuperar el Condal que había desaparecido. Futbolista técnico aunque de poco recorrido físico, escuchó un día al entrenador que iba a jugar de delantero centro pero el que metía los goles era Tuna. No se desanimó por ello.

Participó en todos los movimientos juveniles para pasar enseguida a liderarlos: Isla 13, Asemeyu, Radio Noreña, Sonofe, Condal nuevamente.

Su vocación frustrada fue el periodismo. Con sus obras y también con sus escritos siempre caminó en la frontera de lo que la autoridad permitía en aquellos momentos.

Fue militante del Partido Comunista en la Transición y no sé si lo llegó a serlo en la clandestinidad. Nunca se me ocurrió preguntarle de dónde salían los teléfonos de los contactos que inevitablemente nos metían en líos. Es posible que hayamos sido compañeros de viaje. Ya no importa.

La idea básica que nos transmitía era que en Noreña tenían que poder escucharse, en libertad, las opiniones más relevantes en todos los campos de la cultura y de la política. Por ello le habría gustado que le recordáramos con una palabra que le encantaba: p r o g r e s i s t a.

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