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Casquita, feliz en la encrucijada

El barrio compartido entre Amandi y Grases, en un cruce de caminos santos, orgulloso del ambiente vecinal: "Todos colaboran"

Los vecinos de Casquita, delante de la capilla de San Blas. P. FERNÁNDEZ

Ocho casas conforman la aldea de Villaviciosa ubicada en una encrucijada de caminos santos. El punto de encuentro, la capilla de San Blas, donde se encuentran el Camino del Norte y el Primitivo y por donde pasa también el camino a Covadonga desde Gijón. Casquita se presenta como un lugar singular con apenas ocho casas, la de Juanjo Alonso, la de Enrique Solares "El Travieso" y las de Luis Miyar, Javier Casielles, Ángel Álvarez, Ángel Sánchez, Rafael Prida y Manuel Miyar. Además, son vecinos de dos parroquias diferentes, Amandi y Grases.

Esta pequeña aldea villaviciosina no tiene nada que envidiar a otros lugares del concejo. A pesar de su pequeña extensión, cuenta con una bodega de sidra y una capilla, la de San Blas, que recibe con todos los honores a los peregrinos que por allí pasan. Muy cerca de este lugar dedicado al culto está otro de los vecinos, el personaje más carismático y emblemático de Casquita. Se trata de "Faunino", un muñeco que recibe a los peregrinos cuyo nombre hace referencia al Dios Fauno, protector de la agricultura y ganadería, que lleva el diminutivo acabado en -ino para que rime con peregrino. "Como ahora no nos protege nadie, que nos proteja Faunino", bromea Mari Paz Campa Casielles.

El futuro de Casquita está asegurado. Hay vecinos de todas las edades, a pesar de que solo existen ocho casas en la zona. Los más pequeños, Mateo, Lucía y Mario, este último de apenas 20 meses. La cercanía con Villaviciosa, la capital del concejo a la que llegan en apenas unos minutos en coche e incluso a través de una senda por Amandi, es un punto a favor. También la cordialidad entre los vecinos, que año tras año se vuelcan con la fiesta de San Blas, que celebrarán el próximo 8 de febrero. "Todos colaboran. Hay buen ambiente entre los vecinos y gente de todas las edades", remarca Campa Casielles.

Ubicados en plena zona rural, rodeados de naturaleza y tranquilidad, velan por mantener las zonas comunes limpias y aseadas para el agrado de los visitantes y de ellos mismos. "Queremos dar buena imagen, por eso cuidamos el entorno de nuestras casas para que esté siempre limpio", añade Campa Casielles. Y así, fueron reconocidos como la aldea más guapa por la asociación Cubera en el año 2016.

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