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Candás combate la soledad con las manos

"Así no estamos encerradas en casa", dicen las participantes en los talleres que organiza Cáritas en la villa marinera

Candás combate la soledad con las manos

Son apenas unas horas a la semana, pero para ellas valen mucho. Los dos talleres que Cáritas parroquial de Candás organiza de forma totalmente gratuita los martes y jueves suponen para muchas mujeres una vía de escape ante la soledad, sobre todo durante las largas y aburridas tardes. Entre manualidades y labores, las mujeres charlan, se ponen al día de asuntos cotidianos y hasta incluso aprovechan para compartir sus problemas con el resto y desahogarse. Y es que los talleres de Cáritas sirven para más que afinar en las labores y a la hora realizar manualidades de todo tipo. Allí va gente de todas las edades, aunque la media supera los 60 años. El martes pasado, la marroquí Hanane Razzak, de 26 años, se estrenaba como nueva alumna del taller de manualidades. Chapurreando el castellano, explicaba que "me encantan las manualidades, esto es muy divertido". Para ella, el taller no solo es ocio, sino también una oportunidad para conocer gente -lleva siete meses en España- y para perfeccionar el idioma.

Una de las más veteranas del grupo, María del Pilar Busto Arrinda, comentaba que el taller le sirve "para entretenerme. Lo pasamos muy bien, charlamos. Así no estamos encerradas en casa". Sentada a su lado, Berta García-Barrosa asentía a estas palabras mientras daba los últimos retoques a un jarrón. Isabel Burgos Ibáñez, por su parte, comentó que le gustaba participar en los talleres de Cáritas porque "así no me aburro en casa". Y es que la gran mayoría de las participantes residen solas y, aunque esto no sea así, el pasar unas horas con otras mujeres con sus mismas inquietudes les supone un vía de escape a la rutina diaria de las tareas hogareñas.

El local de Cáritas parroquial de Candás, ubicado en lo que antiguamente albergó una guardería en el barrio de El Nodo, se convierte también en lugar de tertulia después de que concluyan los talleres de martes y jueves, que empiezan a las cuatro y media de la tarde. Llega una hora en la que alguna de las presentes -suele ser la presidenta, Juana María Riestra-, saca un termo con café y algo de repostería preparado por alguna de ellas o adquirido en algún negocio local. Entonces recogen los trabajos manuales y, taza en mano, departen sobre historias cotidianas, de sus vidas, a modo de terapia de grupo.

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