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La actividad docente durante el confinamiento

El aula virtual, todo un arte

Uno de los cuadros recreados en el certamen del IES César Rodríguez, "La lechera", de Johannes Vermeer. P. FERNÁNDEZ

La tecnología es básica para poder mantener las clases entre los escolares, como demuestran en la escuela infantil "La Marinera" de Candás. También el ingenio, para organizar actividades lúdico-educativas con las que mantener al alumnado activo y con ganas de aprender como han hecho en los institutos de enseñanza secundaria de Grado, con un certamen de recreación pictórica en el César Rodríguez y música en el Ramón Areces.

La escuela infantil La Marinera, de Candás, llega a los hogares de los niños de hasta 3 años a través de Whatsapp. Las docentes grabaron vídeos desde sus hogares para seguir en contacto directo con los alumnos, aunque ésta se tenga que realizar, de momento, a través de una pantalla. Esta iniciativa resulta de lo más provechosa para ambos. Los pequeños, liberados de tareas lectivas diarias por su corta edad, tienen en estos vídeos un momento de conexión con sus clases y sus maestras, y así crean su especie de rutina semanal.

Los pequeños reciben cada semana vídeos de las maestras de las aulas de "Estrellitas de mar", "Pulpos" y "Delfines". En unos, las docentes les leen cuentos tal y como hacían a diario en la escuela, mientras que en otros cantan canciones educativas e incluso mandan vídeos donde se explica de forma lúdica qué es eso del coronavirus y la importancia del aseo. Unos conocimientos que los pequeños adquirían antes en la escuela infantil y que ahora lo hacen desde sus casas pero también con contacto a través de Whatsapp con sus maestras.

Olga Fernández García, una de las maestras, explica que el envío de vídeos a los alumnos de La Marinera es parte del teletrabajo de las doce educadoras del centro: "Para nosotras, lo principal era mantener el contacto con los niños". Las nuevas tecnologías hicieron el resto. Y los padres, encantados de recibir todas las semanas vídeos de las "otras madres" de sus hijos, quienes durante el curso escolar se encargan de cuidarles mientras los padres atienden su jornada laboral y otros quehaceres.

El envío de vídeos a través de Whatsapp seguirá, por el momento, siendo el canal de comunicación entre alumnos y docentes de La Marinera. Los pequeños, así, podrán seguir disfrutando de la lectura de libros como "El pollo Pepe" o "La casa de los besos", así como de canciones relacionadas con la primavera y con los animales, una de las temáticas sobre las que trabajaron durante todo el curso en las aulas, ahora vacías por el cierre de centros educativos desde el pasado 13 de marzo.

Y si los pequeños candasinos disfrutan de las historias de sus educadoras, en Grado los adolescentes de los dos institutos compaginan las tareas de estudio con actividades lúdicas promovidas por los profesores en relación a las artes. En el César Rodríguez han participado en un concurso de caracterización y fotografía, cuyas imágenes están expuestas en una muestra virtual en la página web del centro educativo. Los grandes cuadros de la historia del arte están representados por el alumnado y familias, con aquello que cogieron por casa.

Trabajos "muy buenos"

"Hay trabajos verdaderamente muy buenos y originales; además, mientras lo hacen están aprendiendo sobre composición, encuadres o ambientación", detalla Susana Martínez Blanco, profesora de Plástica e impulsora del certamen junto con Gabriel Iglesia. Además, durante la recreación, el alumnado se lo pasó muy bien. "Se echaron unas risas y es muy positivo porque, aunque no estamos juntos, estamos trabajando en comunidad y compartiendo", apunta.

Y la misma sintonía de unión en el Ramón Areces, donde han creado un vídeo cantando la canción "Un genio genial" del musical "Aladín", que estaban preparando para final de curso. Más de cuarenta alumnos y 12 profesores del equipo que cada año prepara un musical desde hace 9 cursos cantan al unísono el tema que han publicado en redes sociales con mucho éxito. "Los críos están felices y todo el mundo súper agradecido, fue una iniciativa genial y, además, con una altísima participación", explica Cristina Cañedo, profesora de música. Cada uno cantó desde su casa, con auriculares y la base instrumental de fondo. Después, dos días enteros montando el vídeo para el que contaron con la colaboración de la hija de Cañedo, Irene García. "Es un proyecto que nos hizo reír y nos animó mucho sacando lo mejor de cada uno", estima la docente.

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