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La mascarilla, pesadilla en el chiringuito

"Se pasa mucho calor, las terrazas playeras no son como las de ciudad y te achicharras", dicen en el bar de Aguilar

Sergio García, con mascarilla, sirviendo un café a Keity Díaz en el chiringuito del primero en Aguilar. SARA ARIAS

Si hay que llevarla, se lleva. Pero ir al chiringuito de la playa con mascarilla no es muy práctico. Tampoco cómodo para los que allí trabajan. Es una protección necesaria que ha llegado paralela al inicio de la temporada playera en Asturias, pero que genera múltiples inconvenientes para los camareros que sirven bajo un sol abrasador y con mucho trajín. Y es que estos primeros días no han podido ser mejores en cuanto a buenas temperaturas. En la playa de Aguilar (Muros) las han pasado canutas. "Se pasa mucho calor, las terrazas playeras no son como las de ciudad y te achicharras", comenta Sergio García, al frente del chiringuito.

Si bien, las mascarillas son preceptivas y necesarias para evitar la propagación del coronavirus por lo que la plantilla lo lleva con ánimo pese a lo asfixiante de trabajar en plena playa con la cara tapada. "Te ahogas mucho porque hay que tener en cuenta que hacemos una media de entre 17 y 20 kilómetros al día, entras y sales sin parar, a pleno sol y pierdes aire", detalla. Por eso, en los momentos de descanso o cuando no hay mucha demanda en la terraza, los camareros aprovechan para bajarla y respirar. "Es la única manera de llevarlo", asegura.

Pese a la incomodidad de las protecciones, en el chiringuito del Aguilar están con muchas ganas de trabajar la nueva temporada, que ya han iniciado con la apertura de las playas y, como dice García, "pasamos del confinamiento al verano". Y eso anima a los asturianos a disfrutar de la costa, máxime cuando en el arenal aún no hay turistas. Por ello, mayo ha sido muy bueno para su local, con más gente que en los pasados años en el mismo mes. "Con estos días tan guapos de sol la gente tiene ganas de salir, aunque creo que hay algo de incertidumbre porque el dinero en bolso no se gasta".

Pero sí salen con muchas ganas, perdiendo el miedo por las ansias de relación social. Y García ha advertido un descenso del servicio de comidas, que es clave en el balance anual del negocio, aunque espera que este remonte con la llegada de turistas a partir del mes de julio si la desescalada se desarrolla sin problemas. Por contra, los clientes beben más que antes y, sobre todo, bebidas alcohólicas, que le ha obligado a cambiar los pedidos. "Antes tenía un 50 por ciento del consumo de cerveza en las sin alcohol y un 10 por ciento para las bebidas de doble malta, pero ahora se dio la vuelta", apunta.

Sea con cerveza, agua o refresco, los asturianos están disfrutando como nunca del arenal murense, que en cada jornada de sol recibe a decenas de usuarios. Y la parada en el chiringuito es obligatoria. "Estar aquí es un lujo total", valora Olga Quiñones mientras disfruta de un aperitivo con la familia. Aprovecharon el día para hacer la senda de Los Miradores, que recorre la costa del concejo con final en Aguilar. "Estamos muy bien, hacía falta después del confinamiento", comenta su hija, Eva Redondo.

También el grupo de amigas formado por las ovetenses María Granda, Isabel Ramos y Nuria Álvarez disfrutó el sol en la terraza del chiringuito en la hora del vermú. "Ya salimos de terraza pero no es lo mismo que estar aquí y veníamos pensando que estaba cerrado, así que el refresco aquí sienta genial", dice Granda. Por su parte, Ramos valoró el civismo de los clientes a la hora de mantener las distancias, por ejemplo, "lo estamos haciendo muy bien".

Así disfrutan los asturianos de una de las playas más concurridas de la región, comportándose conforme a la normativa de la desescalada. Una alegría para los hosteleros como García que, pese a la incomodidad de portar las mascarillas cree que este será un buen verano porque "la gente está respondiendo, aunque a veces me desanimo porque pese a la euforia por haber estado reprimidos, creo que la gente va a gastar menos dinero", concluye.

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