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El turismo llena las casas de aldea de Siero pero no se deja ver en las villas

Los alojamientos rurales están completos hasta septiembre, pero sin visitas de extranjeros: "Las reservas se anularon, el verano es nacional"

El verano turístico, a medias en Siero. Mientras que los alojamientos rurales y hoteles cuelgan el cartel de completo, la hostelería y comercio del concejo no nota la presencia de los visitantes en sus negocios. Unos meses de julio, agosto y septiembre en los que el turismo nacional copa las plazas a diferencia de años anteriores. Eso y las estancias más largas son algunos de los cambios que advierte el sector, en pleno centro de la región y cerca de los principales núcleos turísticos de la costa y el interior.

"Hasta septiembre hay muy buena previsión, la gente está optando por el turismo rural para evitar masificaciones", apunta Maite Miranda, propietaria de una casa rural. Una sensación que también comparte María José Amores, con otro alojamiento en la zona rural sierense, donde están completos hasta la segunda quincena de septiembre. "Luego tenemos un par de días sueltos en agosto, entre que dejan la casa y vienen otros, pero prácticamente lo tenemos lleno", celebra.

Unos turistas que prefieren estancias largas para disfrutar del entorno y descanso que ofrecen los pueblos y van desde mínimo una semana a los 15 días. Los diez días es la opción más demandada por los visitantes. "Más o menos es como antes, pero lo que más noto es que no hay turistas extranjeros, en mi caso tenía muchas reservas pero todo éso se anuló y el verano es de turismo nacional, el internacional está parado", advierte Amores.

También en un hotel de San Miguel de La Barreda no hay ni rastro de extranjeros en el libro de reservas. Unos turistas internacionales que suelen acudir "para ir al Hípico de Gijón o a concursos de perros y cosas así", detalla su dueña, María Jesús Fanjul. "En agosto es el turismo que tengo, todo nacional y lleno", apunta. En julio, tiene algunas reservas de turistas pero, la mayoría, de trabajadores de obras cercanas o los ganaderos que acuden al Mercado Nacional de la Pola de Siero. Además, el nacional que llega a Siero "viene principalmente de grandes ciudades, Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla y julio es de los madrileños", aprecia Miranda.

Todos los dueños de alojamientos en el concejo están con los dedos cruzados, ansiando que no haya un rebrote del covid-19 que estropeé sus planes para el verano. Unos meses que vienen a "salvar" el cierre de la pasada primavera por el confinamiento, justo cuando el turismo comienza a llenar Asturias.

Pero el lleno de turistas en los alojamientos rurales de Siero no se nota en la calle. Ni en la Pola ni en Lugones. Tampoco en los negocios de la zona rural como los llagares. Alberto Fanjul, propietario de un llagar, destaca que no hay nada de turistas por la zona. Aunque remarca que a su negocio acuden siempre de la mano de clientes habituales, "gente de casa que los trae y les hago una visita al llagar pero nada más, al estar en una zona apartada es difícil".

Tampoco el comercio de la Pola advierte presencia de turistas. "Por lo que percibo me parece que no hay mucho movimiento, no veo gente no conocida por la Pola ni entra nadie de fuera a comprar", comenta Blanca García, presidenta de la Unión de Comerciantes de la Pola. Y, en cuanto a la hostelería, parecido. Roberto Valdés, presidente de la asociación de hosteleros de Lugones, ve pocos turistas por la zona. "Hay poco, algo de caída de gente de Madrid o andaluces pero bastante flojo, después de la playa en las terrazas hay algo de ambiente", describe.

Así parece que el verano del covid-19 será, en cuanto a turismo, a medias en el concejo sierense. Los alojamientos rurales tienen tirón entre los visitantes que quieren evitar aglomeraciones y dejar la ciudad ptras el confinamiento. Eso sí, no se dejan ver por las villas.

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