Las obras de construcción del ansiado instituto de La Fresneda, reclamado por los vecinos durante diez años, se han encontrado con un inesperado inconveniente. A raíz de la excavación para hacer hueco al edificio, un bloque de chalés -especialmente uno de ellos- ha quedado sin terreno que lo sujete y se está hundiendo contra la nueva edificación. Tras la llamada de alerta de uno de los residentes, la Policía Local acudió a inspeccionar el terreno y mandó parar los trabajos, que el Alcalde, el socialista Ángel García, ordenó reanudar pocas horas después.

Los primeros signos del problema se hicieron visibles "hace dos meses", según explica el propietario de la vivienda más afectada, Ignacio Arganza. Sin embargo, la paralización momentánea ocurrió en la jornada del pasado miércoles. Arganza llamó a la Policía Local tras comprobar cómo el jardín cada vez se inclinaba más hacia el solar que se ha abierto para levantar la obra, soltándose el porche de la fachada, que ya comienza a resquebrajarse con múltiples grietas, algunas en pilares maestros.

El cuerpo policial municipal dio la orden de paralizar los trabajos, al ver el estado del domicilio. Sin embargo, el regidor, al enterarse, acudió rápidamente a la zona acompañado de los técnicos municipales y ordenó que se retomara la obra. A su juicio, la Policía Local tuvo "un exceso de celo, ya que no son especialistas para saber si las grietas y la inclinación las causa el instituto o qué".

En realidad, el Ayuntamiento tampoco tiene ninguna responsabilidad sobre los trabajos, ya que los está ejecutando la Consejería de Educación. Con ellos lleva varias semanas en contacto Arganza, desde que empezó a tener problemas.

"Esto era un solar verde y plano, que al final se iba inclinando y acababa descendiendo hasta el nivel de la acera a unos cuantos metros de la casa", relata el propietario. Sin embargo, al hacer el hueco para el instituto hicieron un corte vertical de unos diez metros de altura, que está justo al lado de su casa.

"No lo compactaron y ahora se me está inclinando la casa hacia el vacío", explica señalando a los claros signos. Entre ellos el jardín y el porche completamente desnivelados -"esto era plano", recuerda Arganza- y numerosas grietas en la vivienda, que también comienza a desprenderse, lentamente, hacia el vacío.

Tras detectar las grietas, la empresa constructora colocó unas marcas tanto en su casa como en la de la vecina, menos afectada, ya que la vertical junto a su chalé sí que ha sido compactada.

Arganza apunta que no quiere que se pare la obra, ya que "genera puestos de trabajo y el instituto es importante para el municipio", pero pide soluciones urgentes. La primera, que se rellene y compacte el foso junto a su casa, para frenar el hundimiento. La segunda, que el Principado se comprometa por escrito a repararle todos los daños que sufra la vivienda.

Expertos consultados por este periódico apuntan que rellenar el hueco con tierra solo supondría una solución temporal, "ya que puede acabar moviéndose igual". La solución más segura, indican, sería "inyectar hormigón armado".

En todo caso, aunque el peligro de derrumbe de los domicilios no sea inminente, no se puede descartar con el paso de los meses, indican. Un nuevo inconveniente para un proyecto que se retrasó tanto en su inicio como en su construcción.