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La Noreña encerrada, también en libro

El fotoperiodista Álvaro Fuente presenta "Retrato de una pandemia", un tomo en el que recopila instantáneas de la localidad y sus vecinos durante el confinamiento

Por la izquierda, Amparo Antuña, Álvaro Fuente y Pilar Cuesta, con el libro. A. I.

Durante más de dos meses, los vecinos de Noreña estuvieron encerrados, y ahora esas historias de antes de volver a ser medio libres vuelven a confinarse -con bastante más alegría- en las páginas del libro "Retrato de una pandemia", del fotoperiodista local Álvaro Fuente. El autor, la alcaldesa de Noreña y la edil Pilar Cuesta presentaron ayer la edición de un álbum que ya es "historia de la localidad".

El libro contiene varios centenares de fotografías perfectamente engranadas que cuentan de manera cronológica lo vivido por los vecinos de la localidad. La edición comienza con una introducción -elaborada por el cronista Miguel Ángel Fuente, padre del autor- y dos presentaciones (una redactada por Fernando Robles, presidente de la Asociación de Fotoperiodistas Asturianos y otra que corrió a cargo de la Alcaldesa), además de un prólogo de Juan Ramón Lucas y un epílogo escrito por el traumatólogo noreñense Javier Braña.

A continuación, comienza el relato. Las primeras fotos son del 15 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma. A partir de ahí, siguen un sinfín de fotos de colas en negocios, miradas tras la ventana, como la de los usuarios de Adepas o la de una anciana a la que el policía Raimundo García va a preguntar si necesita algo. En los negocios se ve cómo venden LA NUEVA ESPAÑA, cómo se ahúman chorizos en las chacineras y cómo desinfecta las calles el ejército.

Le sigue la celebración de las fiestas del Picadillo desde las ventanas y la esperanza crece aún más con el primer paseo permitido. La gente comienza a cortarse el pelo y, pronto, a tomar sidra. La imagen de Liti Baragaño bajando la persiana de su bar comienza a ser señal solo de que se acaba el día. Cierra la edición un encadenado de retratos de vecinos ante la misma pared.

Como Antuña y Cuesta -encantadas con el trabajo de Fuente- comentaron ayer, se trata de un trabajo "para la historia de Noreña" y por eso no han dudado en prestar su apoyo, comprando ejemplares que enviarán a administraciones. En todo caso, a todo el mundo le gusta e incluso piden autógrafos al autor: "Lo llevaron hasta unos madrileños que no encontraban postales de la Villa", ríe Fuente.

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