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José María Presa | Autor de la novela “La clave taba en Mali”

“La mayor parte de los asturianos no se identifica con la llingua”

“Recuerdo a Plinio, de García Pavón, y lo que he hecho es asturianizarlo, salvando las distancias”

José María Presa, en su huerto de Bendición (Siero). | A. I.

El monologuista asturiano José María Presa, alias “Chema Fosagra”, nacido en Bendición (Siero) hace 68 años, debuta como novelista con “La clave taba en Mali”. Una obra detectivesca escrita en asturiano en el que se enfrascó por una especie de apuesta: “Me dieron un escrito y me preguntaron si podía mejorarlo. Dije que sí”, ríe mientras atiende sus plantas en el huerto que tiene en su localidad natal.

–Debuta en la novela y se lleva al protagonista a África, ¿por qué?

–Yo he residido en Marruecos muchos años, estuve de director del colegio español Luis vives, en Larache. Viví allí en dos periodos distintos y aprovechaba para viajar por Marruecos y los países de alrededor. Esto ayudó a poder describir los paisajes y a las personas. No puedes escribir de lo que no conoces.

–¿Y qué hay de Asturias en el libro?

–Desde el principio me plantee escribir una novela negra que se vinculase con esto, con mi tierra. El comienzo se sitúa en los montes de Bendición, aunque no lo menciono. Salen Valdesoto, una zona de por aquí cerca, Siero o Noreña.

–¿Qué cuenta la novela?

–Es la historia de un cazador, de un hombre de pueblo extraordinariamente sagaz, una especie de detective natural que encuentra a un supuesto suicida, al que conoce un poco, en medio del monte. Mientras se insiste en que pudo ser un suicido o un accidente, él desconfía y encuentra indicios de asesinato. Cuando entra en contacto con la viuda, que le fascina desde el primer momento, se encuentra a alguien que le ayuda a investigar. Así se destapa una trama de corrupción. Venden armas que se retiraban del Ejército español, que se tenían que entregar a las fuerzas armadas de Mauritania y que terminan en poder de los guerrilleros de Mali y había averiguado.

–¿Se basa en alguna experiencia propia?

–No es tan así pero, desde que se me ocurrió, pasaron varias cosas. La aparición del muerto de Xixún, que mucha gente me pregunta que si es el del libro. También el comienzo de la fabricación de los blindados 8x8 en Trubia, que vienen a sustituir a los antiguos BMR.

–¿Pero es autobiográfica?

–Un poco, sí. Además, al ponerle como nombre al protagonista el seudónimo que uso como monologuista, esto añadió un poco de regusto morboso. Tras leer la novela hay gente que me pregunta dónde encontré el muerto, para ellos está claro que fue así. No es tanto que sea yo, como que la novela te permite también añadir las habilidades que quieras a los personajes.

–Entonces, ¿se ha creado un superhéroe?

–Eso parece. El personaje terminó enamorándome. Puede ser el origen de una saga. Recuerdo las historias de Plinio, de García Pavón, que investigaba crímenes en Tomelloso, que era su ámbito. Lo he asturianizado, salvando las distancias.

–El hecho de escribirla en asturiano, ¿condiciona mucho su recorrido?

–Más que nada, tenía la preocupación de evitar ese lenguaje academicista, que termina distanciando del publico general. La mayor parte de los asturianos no se identifican con la llingua. He hecho una serie de concesiones, pero he intentado que sea inteligible.

–¿Para cuándo la siguiente aventura?

–Estoy ya escribiendo la segunda con el mismo protagonista. Voy a mezclar un destino exótico de manera puntual. Será mucho mas asturiana, pero el personaje vuelve a estar a lo suyo, desde su perspectiva de campesino asturiano.

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