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Candás revela los misterios del Antón

Visitantes y responsables del museo de Carreño logran averiguar la identidad y la historia de tres de las protagonistas de los retratos de una exposición

Evangelia Muñiz Prendes.

La exposición “Mulier” ha permanecido durante casi dos meses en el Museo Antón de Candás y que no solo ha dejado un buen sabor de boca entre quienes han tenido ocasión de verla para disfrutarla. El buen ojo y la curiosidad de algunos visitantes ha hecho posible desvelar misterios sobre la historia de la vida de varias de las protagonistas de los retratos de la muestra. Apenas se conocían detalles sobre sus existencias, pero ahora, el periplo vital de tres de ellas ha sido desentrañado.

Evarista Rodríguez.

Evarista Rodríguez.

La exposición estaba compuesta por 25 piezas en diferentes técnicas, obras realizadas por el candasín Antón Rodríguez García bajo la temática de la representación de la mujer desde el punto de vista del retrato. La casualidad y la colaboración de varios visitantes, unidos a la capacidad de investigación y de tirar del hilo que también tuvo el equipo del propio museo, permitió que se pudieran conocer más datos acerca de tres de las mujeres retratadas y el porqué fueron modelos elegidas por el artista.

Ramona Suárez.

Ramona Suárez.

La vida de Ramona, de la que únicamente se conocía el nombre antes de que viera la luz esta exposición, es uno de los misterios resueltos. Su retrato es de 1931 y su biografía se reconstruye casi un siglo después. Primero, gracias a que alguien creyó reconocer el rostro, aparecieron los apellidos de la retratada: Suárez Suárez. Eso permitió seguir indagando y averiguar que la protagonista estuvo trabajando en Madrid, en la casa de la familia Castro, una estirpe adinerada que se mudó a la capital de España desde Asturias.

Ramona Suárez Suárez se fue con ellos para seguir desempeñando labores en el servicio doméstico y precisamente por las calles madrileñas, el artista candasín Antón Rodríguez García la habría reconocido como vecina de Candás. De ahí nació este retrato, como un obsequio del autor a la mujer. Aquellos años 30 del pasado siglo eran una época convulsa y las comunicaciones muy complejas. La protagonista del retrato quiso tener un detalle con su familia en el Principado y ante la imposibilidad de poder comprar y enviar una postal, les mandó en aquel entonces ese retrato. En el reverso, hay un texto manuscrito felicitando a su hermana por alguna efeméride. El retrato ya se quedó en la villa y, en 2002, fue donado al museo por Amado González, un amigo de la familia.

Evangelia Muñiz Prendes.

Evangelia Muñiz Prendes.

El caso de Ramona fue sobre el que más se pudo indagar, aunque no fue el único en el que se dieron avances. También se pudo saber más sobre Evangelia Muñiz Prendes, que solo estaba identificada por el nombre y de la que finalmente se conocieron los apellidos. Se dieron además hallazgos respecto al retrato de Evarista Rodríguez González. Había sido donado al museo por su bisnieta, Matilde Muñiz, y se avanzó hasta un posible parentesco con el abuelo del artista, pero se agotaron las vías por las que investigar y esa posibilidad queda abierta como una duda por resolver. Quién sabe si el tiempo, o el arte, la acabará confirmando.

La directora del Museo, Dolores Villameriel, se mostraba sorprendida y satisfecha de que la exposición hubiera permitido identificar y construir la historia de estas mujeres candasinas después de casi un siglo: “Eran piezas que nunca se habían expuesto y gracias a los visitantes, que ubicaron a las retratadas por el parecido o por recuerdos, se empezó a tirar del hilo hasta que llegamos a las familias. Eran personas del concejo y a la gente le gusta recordar y sentirse partícipe. Es una muestra de que la historia está ahí y pervive en el recuerdo. A la hora de retratar a estas mujeres Antón dejó constancia para la posteridad”.

La muestra ya se ha cerrado, pero ha hecho historia, la de la reconstrucción de la vida de estas tres mujeres, además del éxito de público. “Fue una exposición que conectó con los vecinos e hizo que el museo siga echando raíces en el concejo”, dice Villameriel.

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