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El Hermano Tomás no fue profeta en su tierra

La ciudad de León homenajea al religioso tevergano por su compromiso con la enseñanza y el balonmano con un busto frente al colegio San José, donde fue profesor

El momento en el que se descubrió el busto del Hermano Tomás durante el acto de homenaje. | C. P.

No fue posible. Por más que lo intenté con diferentes alcaldes y alcaldesas, unos y otros, estas y aquellas, miraron y escucharon la propuesta de perfil y ni siquiera se dieron por enterados. Una vez más se hizo caso omiso a la bíblica frase: “Sólo en su tierra, entre sus parientes y en su casa, desprecian a un profeta”.

Sin embargo, hace unos días, la ciudad de León con su alcalde, José Antonio Díez al frente, erigió al tevergano “Hermano Tomás” un busto frente al colegio San José, donde había sido profesor y entrenador de balonmano desde el año mil novecientos sesenta y ocho. Fue una bella, sencilla y entrañable fiesta cultural y deportiva a la que acudieron antiguos alumnos, el claustro de profesores con el superior de los Maristas Tomás Briongo, las personas vinculadas con el balonmano leonés, entre otras, el presidente de la Federación de Balonmano de Castilla y León, el máximo responsable de Asobal, Servando Revuelta, los integrantes del primer equipo del Abanca-Ademar, comenzando por el entrenador Manolo Cadenas, familiares y el autor de la obra, el escultor Amancio González.

El acto fue una sencilla y sentida fiesta cultural y deportiva a la que asistieron antiguos alumnos

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“Es de justicia reconocer su labor –señalaba el Alcalde en su intervención– porque sin él, el balonmano no habría logrado el impulso que ha tenido en León. Es un reconocimiento más que merecido”, dijo, explicando la trascendencia de la figura del Hermano Tomás en el deporte de la ciudad.

José Antonio Díez concluía recordando la trayectoria del insigne tevergano: “(...) Siempre preocupado en formar buenos cristianos y virtuosos ciudadanos, pero también de forjar grandes deportistas, en lo que era un especialista”. Hoy, seguro, estaría orgulloso de haber reunido aquí a la ciudad de León, a los hermanos maristas y, por supuesto, a su club, el Ademar”.

Amador Higarza, aquí, en nuestros valles “Lalo”, falleció hace dos años siendo un nonagenario vital, alegre y lleno de medallas, insignias y trofeos que le fueron entregados en su dilatada vida vinculada al deporte. Hombre bueno, humilde, sencillo, profundo, trabajador, deportista y amante de la juventud. Cuando se le veía tirar de guadaña y recoger hierba –con la fuerza de un oso– en los pastizales de su Monteciello natal durante las vacaciones de verano, nadie podría pensar que a la sombra, muy pegado a un cuerpo fornido con la cara sonriente de un hombre feliz, estaba uno de los mejores entrenadores del balonmano nacional y un gran matemático.

Celso Peyroux con el busto. | C. P.

Generaciones y generaciones de leoneses conocieron su tenacidad cuando de lo que se trataba era de enseñar matemáticas, balonmano o lo que fuera. Siempre rodeado de jóvenes. “No hay nada mejor para acercarse a los jóvenes que el deporte” decía siempre y con razón. Así se los fue ganando a todos uno a uno y convirtiendo la capital leonesa en el paraíso del balonmano. Cofundador del Ademar paseó León y su asturianía por toda España y Europa, triunfo tras triunfo, hasta que llegaron los méritos por su carrera generosa y desprendida.

Generaciones de leoneses supieron de su tenacidad cuando se trataba de ayudar a los jóvenes

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Uno se pregunta: ¿Qué luces alumbran las mentes de algunos políticos para que los nombres de hombres y mujeres de bien no brillen como el sol de mediodía. ¡Qué placer encontrarse en Proaza con el busto de Alberto López (alcalde), en Córdoba con la estatua de Santiago García-Fuente (ingeniero de minas y geólogo), en México con el monolito a Manolín Arias (presidente del Centro Asturiano  ) y, ahora, con el reconocimiento a Lalo Higarza en la muy querida ciudad de León. ¿Por qué –verbo y gracia– no se nombra la figura del “cronista oficial” en los concejos de la región y el propio y, sobre todo, al “Cronista Oficial” de Asturias, vacante desde el fallecimiento del amigo querido Joaquín Manzanares? ¿Por qué no se nombran “hijos e hijas predilectas” o “foráneos adoptivos” por sus trayectorias ejemplares y generosas en bien de la comunidad? En algunos plenos municipales hay tiempo para tirarse los trastos a la cara, llegar hasta el insulto, divagar sobre una bombilla mal situada en el alumbrado público, pero queda en silencio ese tiempo que habría que dedicar a quienes fueron por delante abriendo caminos para la paz y para dejar a las generaciones venideras ese mundo mejor y más justo que tanto necesitamos.

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