Solo llevan tres días en Villaviciosa, pero tienen clara la palabra que les provoca su tierra de acogida: tranquilidad. Justo lo que les faltaba en Kiev desde que el 24 de febrero comenzó la invasión rusa de Ucrania. María Vaskovets (27 años) y Alexandra Skibina (21) encontraron en el deporte en el que destacan, el fútbol sala, una vía de escape al drama que vive su país. Atendieron encantadas la oferta del Rodiles, el equipo de Villaviciosa en el que jugarán hasta que puedan volver. Esperan que sea pronto porque, en contra de lo que se pueda percibir en España, creen que Rusia arrojará la toalla ante la fuerte resistencia de sus compatriotas. De momento disfrutan del “calor” asturiano y de la tortilla del restaurante donde comen, atendido por unos compatriotas.
Durante los cuatro días que pasaron en Kiev desde el comienzo de la invasión, María y Alexandra reconocen que no vivieron ninguna situación especialmente complicada, pero que sí pasaron miedo. “Estando en casa, o escondidas en los refugios, no sabíamos lo que podía pasar dentro de cinco minutos”, explica Vaskovets, que el día 28 empezó su largo camino hacia España. Se trasladó en tren hasta Leópolis, pasó caminando la frontera con Polonia y después otra vez en tren, pasando por Varsovia y Cracovia, para llegar a París, donde tomó un vuelo hasta Santander junto a Alexandra Skibina, que llegó a la capital francesa tras pasar por Praga y Venecia.
“Dejar mi casa fue una decisión difícil”, señala Vaskovets, que tuvo que separarse de sus padres y una hermana con los que vivía en un edificio en el centro de Kiev. Skibina estaba en una residencia de estudiantes en las afueras de la capital, por lo que sus sensaciones son parecidas a las de María, pero Alexandra está más preocupada por sus padres y abuelos, que están en Járkov, una de las ciudades más castigadas por el ejército ruso.
“Mis abuelos tienen casi 90 años y ya empiezan a pasar problemas para conseguir comida”, explica Alexandra, que mantiene contacto permanente con su familia. Las dos jugadoras se conocen desde hace años porque pertenecen al mismo club, el Budstar, y también coinciden en la selección de Ucrania, una de las mejores de Europa. Reconocen que nunca se hubieran atrevido a emprender esta aventura en solitario.
El artífice de la llegada de María y Alexandra a Villaviciosa es Santiago Tuero, coordinador del Rodiles. Se puso en contacto con la mejor jugadora ucraniana, que pertenece a un equipo de Melilla de Primera División, y les ofreció residencia y manutención para que se integrasen en el equipo de Segunda División. De momento, a la espera del OK de la Federación Española, el lunes debutarán con el filial.
Ninguna de las dos quiere hacer una valoración sobre Putin. “No pienso en él, sino en mi país y en mi familia”, precisa Vaskovets, que añade: “En Ucrania nadie pensaba que iba a empezar la guerra, que Putin se iba a atrever a hacerlo”. Sí coinciden en elogiar al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski: “Cuando ganó las elecciones muchos decían que era un cómico, se reían de él, pero ha demostrado que es el mejor presidente, que está con su país, con su gente”.
Confían en que el conflicto no se alargue mucho y, sobre todo, “que dejen de morir civiles”, apunta María, momento en el que la traductora, Iryna Hrabovska, residente en Villaviciosa desde 2009, decide meter baza: “Putin ya se ha dado cuenta de que no podrá conseguir sus objetivos y en siete o diez días desistirá. En estas dos semanas han vuelto a Ucrania más de 150.000 hombres que vivían fuera y la resistencia es muy fuerte”.
