La memoria de cuatro carreñenses que sufrieron los horrores de la guerra fue ayer honrada en Candás, en un acto en el que se repasó sus vidas, contó con presencia de sus familiares y en el que se descubrió un monolito que queda ya luciendo en el Prao Gervasia en su recuerdo. Los familiares también recibieron un diploma conmemorativo, en manos de la Consejera de Presidencia, Rita Camblor, tras una conferencia impartida por José Luis Villaverde Amieva y Balbina Rebollar Fernández, del Grupo Deportados Asturias.
José Cuervo, su sobrino José García Cuervo, Servando Suárez y Robustiano Fernández tienen desde ayer un lugar en el recuerdo del concejo de Carreño. Los cuatro corrieron la misma desgracia durante los años del nazismo, ya que tras huir de Asturias durante la Guerra Civil española, fueron asesinados en diferentes campos de concentración de las tropas alemanas. Ayer, en presencia de sus familiares, recibieron un homenaje que perdurará en el recuerdo, ya que se instaló y se descubrió un monolito con cuatro pequeños bloques simbólicos en la zona del Prao Gervasia.
José Cuervo Álvarez nació en Candás en 1886. Su familia regentaba el Café de la Marina en la villa carreñense, y él pronto se afilió a la CNT y al bando republicano. Una vez que Asturias fue tomada por el bando republicano, embarcó junto a dos familiares rumbo Cataluña, para seguir luchando en otro frente. Posteriormente, huyó a Francia donde fue detenido por la Gestapo y enviado a Mauthausen, antes de llegar a Gusen, donde fue asesinado dos meses después, cuando tenía 55 años.
José García Cuervo nació en 1922 en Candás, hijo de Guardia Civil y sobrino del anterior, optó por exiliarse con tan solo 15 años, incluso algún testimonio familiar apunta a que embarcó por error, cuando acompañaba con el equipaje a su tío a embarcar rumbo a Cataluña. Fue detenido tras exiliarse en Francia y llevado a Frontstalag y forma parte del “convoy de los 927”, del que testigos cuentan auténticas barbaridades. Llega a Mauthausen y posteriormente a Gusen, donde está un año y cuatro meses hasta que es asesinado con 19 años.
Robustiano Fernández también era natural de Candás, donde nació en 1877. Era el séptimo de ocho hermanos y fue huérfano de padre. Tras el golpe de estado franquista y después de que su hijo Juaco Fernández, militante de UGT y de la Agrupación Socialista de Candás, fuera detenido y torturado, Robustiano, sintió miedo por su familia y decidió protegerla tomando rumbo Cataluña, antes de cruzar los Pirineos. Primero estuvieron en un campo francés, hasta que fueron trasladados a Mauthausen en tren en unas condiciones penosas, antes de ser llevado a Gusen, donde todavía aguantó cinco meses, hasta la edad de 64 años.
Servando Suárez García nació en Tamón en 1910 y era el mayor de 13 hermanos. Su familia recogía leche y la llevaba en coche de caballos a vender a Gijón y Avilés. Fue represaliada en los tiempos de la Guerra Civil, y Servando, afiliado a la UGT y a la Juventud Socialista emigró a Francia, donde fue capturado en 1940. Igual que José Cuervo, pasó por Mauthausen antes de que en Gusen se apagara su vida.
El acto estuvo presidido por Rita Camblor, Consejera de Presidencia, que fue junto con Amelia Fernández, alcaldesa de Carreño, la encargada de entregar las distinciones a los familiares: “Ya podéis imaginar las condiciones que tuvieron que soportar estas cuatro personas. Un sinfín de penurias que acabaron como acabaron sin un final feliz. Con estos actos que se realizan y a los que agradezco, con este apoyo a la memoria democrática y a los familiares de estas cuatro personas. Que sea un recuerdo para esas personas y la lucha por los valores y la democracia”. La Escuela de Música también estuvo presente, con un quinteto de metales que interpretó diferentes piezas mientras se realizaba una ofrenda floral junto al monolito.