Me pide una colega de oficio de Cangas del Narcea que reflexione, desde este breve balcón, sobre los incendios que asolaron Asturias en el último diciembre de tintes estivales. Esperé a que los últimos rescoldos desapareciesen para no pensar en caliente y poder recabar algo de información al respecto. Las dos peores cosas que se pueden hacer para solventar un problema son ignorarlo y buscar culpables en lugar de soluciones. Creo que en Asturias, Galicia y Cantabria hemos cometido los dos errores anteriores para justificar los fuegos invernales, liándose a antorchazos ganaderos, cazadores, vecinos, bomberos, etc. Unas extrañas condiciones meteorológicas facilitaron la concatenación de fuegos, pero faltó previsión, medios y otras cosas que intuyo y no comprendo. No cabe duda de que la matorralización y el abandono de los usos tradicionales del monte han sido determinantes, pero siempre hace falta una mecha inicial que permita el desastre, por odio, desconocimiento o negligencia.
Caminando en círculos