En uno de los más bellos poemas de amor, "Canción del esposo soldado", Miguel Hernández escribía desde las trincheras a su mujer: "?Es preciso matar para seguir viviendo?". Este cronista recogía este verso para titular un libro sobre la Guerra Civil acaecida en los Valles del Trubia, Babia y Somiedo con páginas y secuencias en carne viva y con toda la crudeza que aconteció durante aquellos diez y ocho meses y los años que siguieron. Decenas de cintas magnéticas y de cuadernos se empaparon del dolor que los supervivientes y familiares de los fallecidos manifestaron en entrevistas a lo largo y ancho de todo el territorio. En Entrago de Teverga, frente al palacio de Agüera, de triste recuerdo, se erigió, hace unos años, un sencillo monolito recordando a las víctimas de ambos bandos. Fue aquella una hermosa tarde de sentimientos encontrados, de lágrimas y de convivencia. La hermosa escultura de Fernando Alba con un muro acribillado a balazos en una plaza de Grado será un bello poema para el recuerdo "?sin colmillos ni garras?" (M. H.)
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