Todo este ambiente y explosión de fe se fue creando paulatinamente a lo largo de la novena , atípica por las circunstancias especiales que vivimos y que obligó a muchos feligreses a personarse en el templo con más de una hora de antelación para no tener problemas de aforo, y el día grande, con dos horas de anticipo. No hubo predicadores asignados para cada día, sólo tres: Don Andrés, Don Sergio y Don Juan, que arropados por la oración inicial de petición al Cristo de Santa Ana, los textos litúrgicos del día: Evangelio y Cartas de San Pablo propiciaron este clima y apoteosis de la fe, que hoy vivimos en la Iglesia de San Pedro en la persona de nuestro párroco, don Juan Hevia, que nos recordaba lo que días atrás oíamos a San Pablo en sus cartas: "Mi vida es Cristo? Soy prisionero de Cristo?" , y en ese camino estoy y ese es mi cometido, hoy en Pola, dentro de unos días en otras parroquias.
Después de lo vivido estos cuatro años, después de esta novena y este día apoteósico de humanidad, humildad y fe, sé que es mucho lo que ha hecho por todos nosotros y por la difusión de la Buena Noticia, basta para ello acudir a lo vivido hoy, que no se improvisa, sino que se vive desde la vivencia de la fe, y es que nadie da lo que no tiene. ¡Que el Señor siga enviando operarios a la mies de su nobleza y categoría! ¡Que el Cristo de Santana le proteja y nos proteja ¡
¡Muchas gracias!