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Querido Jacques, naveto ejemplar

Personas como Sangrouber elevan la altura moral de los humanos y hacen de la vida algo maravilloso

La triste noticia es que nos ha dejado Sangrouber, un naveto ejemplar. Nacido en Buttes, distrito de Val-de-Travers, en el cantón suizo de Neuchâtel, Jacques conoció a su mujer, María del Carmen, naveta entonces residente en Suiza, con la que contrajo matrimonio en Nava en 1982. La pareja, que tuvo dos hijos, Magdalena e Iván, siguió viviendo unos años en el país helvético, pasando a residir en Asturias y en Nava en 1987/1988.

Hombre inteligente y amable, que supo integrarse perfectamente en nuestro mundo y costumbres desde su llegada a esta tierra, Jacques, que contaba 65 años, era presidente del Club de Esquí L´esguilu y miembro activo tanto del grupo de Protección Civil de Nava como de la Buena Cofradía de los Siceratores de Asturias.

Y, si fue “ un marido y un padre de familia ejemplar”, como nos comentó su esposa, María del Carmen, añadimos nosotros que Sangrouber era también un ciudadano que, siguiendo la estela de su suegro, Francisco Moro, el recodado Jalisco, mostró siempre su espíritu solidario y participativo, además de su compromiso y plena disposición para ayudar a los demás, sobreponiéndose a su estado de salud, muchas veces delicado.

Obras y ejemplos son amores, se dice, y personas como él elevan la altura moral de los humanos y hacen que la convivencia solidaria, y la vida, sean algo maravilloso.

Justamente por eso, gracias, amigo Sangrouber, y descansa en paz.

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