Es difícil concebir el progreso de un pueblo cuando está limitado en sus comunicaciones; aislado de la "civilización" y mas aún cuando la sociedad ha entrado en una espiral imparable, de despiadada competencia comercial, es la globalización de la economía. Ya no existen los sentimientos que protegían los grupos tribales o nacionales, ahora existen los rendimientos a cualquier coste, y una vez producida la mercancía tiene que llegar al mercado en el mínimo tiempo y al precio mas asequible, y para lograr ambas cosas, tiempo y precio, son imprescindibles las comunicaciones.

El sur occidente asturiano ha sido siempre, el "patito feo" del Prncipado. A partir de los años ochenta hemos sido marginados, a pesar de haber sido la gran despensa de nuestra región quitando, con los productos autóctonos, gran parte del hambre que acuciaba las ciudades tras la guerra civil.

Cuando aun viajábamos en carruajes de mulas o viejos coches y camiones de gasógeno, las carreteras, en su mayoría eran de tierra o mal asfaltadas pero nuestro mercado era interior, sin prisas y con fielatos, por ello, casi, con un burro o a pie llevando la fardela a cuestas, nos íbamos arreglando; pero una vez cambiados los fielatos por fronteras y finalmente, suprimidas las fronteras por tratados comerciales comunitarios, es vergonzante que aún mantengamos trazados de carreteras del siglo XIX, o algunas abiertas, de nueva construcción en la segunda mitad del XX, sobre pistas forestales. Esto, sin duda alguna es causa de la actual marginación obligando a los habitantes, de estas comarcas, en sus justas aspiraciones, a emigrar, pero no para hacer las "américas" sino buscando un futuro mejor para las familias, a la sombra de los grandes núcleos industriales, colocados, con fines especulativos, en torno a los grandes núcleos. Es lo que se dice, desvestir un santo para vestir a otro... y de lujo.

Los pocos y envejecidos habitantes que quedan en el suroccidente deben de tomar conciencia de esta situación y reclamar una mayor atención para la defensa de su territorio, porque de los contrario, en pocos años y abandonado, lo veremos invadido por las sebes y explotado, lo que quede, por unos pocos seres sin escrúpulos que dará al traste con una tierra fértil pero abandonada por una administración "miope", que ha malversado, en gran parte, los fondos necesarios para el desarrollo, metiendo, en obras faraónicas y pretenciosas, el dinero que se necesitaba para dinamizar una sociedad decadente convirtiéndola en "subsidiada" y sumisa, incapaz de reaccionar frente al hundimiento de los caseríos y pueblos.

Un ejemplo de esta situación lo tenemos en la autovía que, en estos momentos está promoviendo reuniones, recogidas de firmas o intervenciones para reclamar su finalización. La autovía de la Espina, es, sin duda alguna una de las grandes muestras de la malversación de fondos europeos, en nuestra región, y no tenemos el mas mínimo rubor del dinero gastado en esta obra inconclusa, mientras invertimos millones en lujosas piscinas, estaciones de autobuses u otras delirantes obras, como se pretendía con la Ciudad del Motor, en Tineo, sin tener, antes infraestructuras y que luego no se pueden mantener, por falta de usuarios o porque la mayor parte de los habitantes, viven, en estos lugares, de los fondos públicos.

Como en el cuento de la lechera, nos habíamos creído que el "papá estado", iba a hacer de "hada madrina" y con su varita mágica nos facilitaría el vivir como príncipes y princesas hasta que una mañana, al despertar, nos hemos encontrado con que no generamos la riqueza necesaria para el mantenimiento y disfrute de estas estructuras y pasamos del rico vestuario del cuento de hadas al ropaje harapiento del mendigo caminante.

Nos encontramos en una penosa situación; por una parte una administración que nos ignora, porque solamente presta atención a los núcleos que aportan muchos votos o presiones de revolución social; en el suroccidente, no poseemos, ni lo uno ni lo otro, porque la poca juventud que nos queda esta confortablemente acomodada y los mayores están cansados y decepcionados, a pesar de ello, luchan hasta el último suspiro, como ocurre con los promotores de Grao, con el espíritu de los viejos roqueros. Aunque seguro que existen gentes que se oponen a las modernas comunicaciones.

Recuerdo cuando Maldonado, en Rue de la Glaciere, en París, me contaba historias de Tineo y entre ellas había una sobre la apertura, que el defendía, la apertura de la carretera de Navelgas a Villayón, oponiendosele los concejales, algunos de su propio grupo: ¿ D. José, como va a abrir esa carretera, no se da cuenta que se irá la gente ? Y el contestaba: la carretera que sirve para salir, también sirve para entrar. Por ello necesitamos estas vías que hoy reclamamos, para tener la libertad de salir o de entrar.