Mieres / Langreo,

M. Á. G.

El cierre de la explotaciones mineras supondría la pérdida de unos 2.000 empleos directos en las comarcas del Nalón y del Caudal. Sin embargo, hay un colectivo que se puede ver afectado por partida doble. Se trata de las decenas de trabajadores del carbón llegados de los países de este de Europa, en su mayor parte polacos, que se verían obligados a volver a sus poblaciones de origen si finalmente la explotaciones son clausuradas.

Por el momento, este colectivo de trabajadores, integrados en su mayor parte en subcontratas que trabajan para las minas de Hunosa, ha empezado a moverse para analizar su situación, si finalmente se quedan en el paro y los derechos laborales adquiridos en los años que llevan trabajando en los yacimientos asturianos.

No obstante, los mineros polacos consultados ayer por este diario son conscientes de que su futuro pasa por regresar a su país en caso de que las minas españolas vayan al cierre. Buena parte de ellos cuentan con una alta cualificación laboral, aunque ligada al ámbito minero, y en el contexto económico actual, con en parón sufrido por la obra pública y la crisis económica, también resultaría complicado reciclarse en el sector de la construcción u optar a otros empleos.

Los mineros llegados del este de Europa forman parte de uno de los colectivos de inmigrantes más firmemente enraizados en el territorio. Aunque, por lo general, los varones suelen llegar solos a Asturias, en busca de trabajo vinculado a la minería, la tendencia habitual, con el paso del tiempo, es traer a sus parientes más cercanos con el objeto de reagrupar el núcleo familiar. De esta forma, gracias a estos movimiento migratorios, la población polaca tiene una amplia presencia en los padrones de los concejos. Sólo en Langreo, esta comunidad representa la cuarta parte de los inmigrantes censados en el concejo, 340 sobre un total de 1.400 según los datos de 2010.