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Los números que piden un nuevo rumbo

Las comarcas mineras han perdido el 20% de la población y tres puntos del producto interior bruto y han visto desaparecer el 50% del empleo industrial - Las rentas y el poder adquisitivo se mantienen a niveles del resto de Asturias gracias a los ingresos de los prejubilados y los pensionistas

"¿Qué va a pasar en el futuro? Que o bien se dinamiza la economía y se diversifican los focos generadores de renta, o no se podrán mantener las condiciones de vida. Y se perderá más población". La conclusión la formuló Ramiro Lomba, director de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI), al final de su intervención en el coloquio sobre el futuro de las Cuencas que se celebró, el pasado jueves, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en Oviedo. La aseveración estaba avalada por una serie de datos tan preocupantes que requieren con urgencia medidas, un nuevo modelo económico que cambie la tendencia negativa: en los últimos veinte años las comarcas mineras perdieron 34.000 habitantes; la industria destruyó el 50 por ciento de su empleo; y el producto interior bruto (PIB) aportado a la región pasó del 12 al 9 por ciento, según los datos de SADEI.

La pérdida de población es uno de los efectos más sangrantes y evidentes de la crisis de las Cuencas. En 20 años, desde 1996, se han perdido 34.000 habitantes, la mayor parte en la comarca del Caudal. La población actual de los diez concejos es de 138.500 personas, un 20% menos que hace dos décadas. Otro dato grave es su envejecimiento: el 25,27% de los vecinos tiene 65 o más años. En 20 años, los habitantes de más de 64 años han pasado de ser el 20% al 25%. Por contra, de 23.606 niños residentes, en 1996, menores de 16 años, se ha pasado a sólo 13.877, en 2015, casi 10.000 menos. Mientras se mantiene casi invariable el número de personas de 65 y más años en 35.000. Es tierra de jubilados a los que se unen los prejubilados.

Con estas cifras en la mano, Ramiro Lomba vaticinó que, en el futuro, "sin que sea una ciencia exacta, porque hay muchos condicionantes, no parece que el dinamismo demográfico de las Cuencas vaya a ser muy positivo". Más razones: en 1996, el saldo vegetativo era de 1.064 personas menos y, en 2014, de 1.287. El balance migratorio también arroja números rojos, 679 personas hace 20 años y, ahora 1.104 menos.

La actividad económica tiene algunas similitudes con el resto de Asturias. Hay el 50% menos de explotaciones ganaderas (2.560) y el 25% menos de cabezas bovinas (36.818). También se registra un 25% más de licencias del IAE, impuesto de actividades económicas, que ascienden a 12.454. Un dato revelador es que ha crecido mucho más que en el resto de la región la actividad hotelera. De 147 plazas, en 1996, se ha pasado a 804, en 2015. Por contra, se ha desplomado la construcción. Frente a las 69 licencias de obra nueva hace veinte años, solo se concedieron 14, en 2014. En la comarca del Caudal 2, en Mieres ninguna.

Pero para Ramiro Lomba, "el meollo de la cuestión es la estructura del empleo". En 20 años, la industria perdió más del 50% de sus trabajadores; por el contrario, los servicios han ganado un 30%. Estos últimos copan el 74% del empleo (23.615) y la industria el 18% (5.693). La agricultura y la construcción están ligeramente por debajo de la media regional.

¿Pero cuáles son los servicios más potentes en generación de trabajo? Los datos de SADEI son concluyentes. El 32% del empleo de los servicios proviene de las administraciones públicas (7.200 de 23.615) o el 24% del total. Casi uno de cada cuatro empleos en las Cuencas corresponden a la educación, la sanidad o los servicios sociales. Son los primeros empleadores y en varios concejos suponen hasta el 50% del empleo.

El desempleo ha evolucionado de forma similar al resto de Asturias, en función del ciclo económico, aunque se mantienen las tasas de paro por encima de la media regional. Otro dato preocupante es la pérdida del peso relativo en el contexto regional del producto interior bruto. En 1996, casi el 12% del PIB asturiano se generaba en las Cuencas. Ahora apenas alcanza el 9%, lo que supone 1.751 millones de euros. La renta disponible ajustada neta sube hasta los 2.342 millones de euros, casi 600 millones más que el valor agregado bruto (VAB) generado en las Cuencas.

La consecuencia, para Ramiro Lomba, es un nivel de renta y de consumo similares a la media regional. Además, la renta disponible por habitante mejoró desde 1996 hasta 2012 en 1,5 puntos por dos causas: "La dinámica demográfica propia y que, por efectos de la crisis, les va mejor relativamente a los 'menos productivos' , con rentas más estables (entiéndase jubilados y prejubilados) que a los más dinámicos que obtienen sus rentas de un proceso productivo que se ve más afectado por la crisis".

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