Otra de las partes positivas que tuvo esta edición del Descenso fueron los escasos percances tanto dentro como fuera del río. Ya se había avisado de que el salto de calidad iba a ser importante y desde fuera también se notó. La gente desde las ventanas se sorprendía del buen nivel del desfile. "Esta es una de las mejores fiestas que hay", afirmaban los participantes. Los lavianeses son conscientes de que "el Descenso está para disfrutar de todo, del ambiente, del río, del desfile, de la comida. Es más de lo que pensamos".

Algunos como Javier González, visitaba por primera vez la celebración: "mira que soy de El Entrego, pero nunca me coincidía bien para venir, y esta vez no he querido faltar", comentaba, y añadió que "desde fuera se ve que el trabajo que hacen es inmenso y además son muy originales a la hora de hacer las embarcaciones". La gente se sorprendía al paso de cada peña. Miles de personas asistieron al desfile de tal manera que era prácticamente imposible caminar por algunas calles de la Pola. Corrió la bebida, el agua desde las ventanas, pero siempre dentro de un desenfreno controlado. "Se ve que está siendo un Descenso un poco más formal que otras veces", manifestaron entre risas en el público.

Hubo otros mucho más previsores que caminaron hacia el final del desfile para coger buen sitio y ver la entrada de las embarcaciones en el río. Fue el caso del ovetense Fernando García: "llevo viniendo diez años, sin tener nada que ver con Laviana, pero me encanta, y cojo sitio aquí en Puente d'Arcu desde pronto para verlo bien. Es el mejor sitio", dijo.

Fue una edición del Descenso con presencia de muchos niños. De muchas familias que apostaron por disfrutar del buen tiempo en una buena fiesta. "Ver esto con niños está genial, ellos lo pasan muy bien. Se quieren tirar al agua", comentó Ángela Marcos, que había llegado desde Siero. En la Pola las expectativas eran muy buenas. Y lo consiguieron. Ha sido una edición olímpica, y sí, Laviana se ha colgado sin ninguna duda la medalla de oro.