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ALFREDO GONZÁLEZ | Cantautor y escritor

"La función del arte debe ser ayudar a las personas a encontrarse"

" 'Hijas ilegítimas' es lo más honesto que he escrito en mi vida, es una carta de presentación de quién soy yo y de mi persona"

Alfredo González, en Turón, con su libro "Hijas ilegítimas". FERNANDO GEIJO

A sus 35 años, Alfredo González (Turón, 1891) cumple 15 enrolado en la aventura de la música. Sin embargo, en plena madurez artística, se ha lanzado a publicar un poemario, "Hijas ilegítimas". "El flaco de Turón", uno de sus apelativos en el mundo artístico, siempre ha tenido un don para la composición, aunque con el libro que ha presentado recientemente sus letras no llevan música. Igual que en sus temas, inspira sentimientos y, casi siempre, con su tierra como bucólico escenario.

-¿Cómo surgió la idea de escribir un libro?

-Para mí la poesía y la música siempre han estado vinculadas y, aunque sean caminos diferentes, creo que tenían que encontrarse en algún momento. Entre 2006 y 2009 se me juntaron varios poemas que no llegaron a ser canción (o que fueron el contexto de alguna) y los guardé en un cajón. Desde entonces fui corrigiéndolos y dándoles vueltas hasta que, en 2015, los consideré relativamente acabados y los envié a editoriales. En "Bandaàparte" se interesaron por el poemario pero me pidieron más páginas, así que me puse a escribir la segunda parte de "Hijas ilegítimas".

-¿Cómo definiría el estilo de la publicación?

-Me cuesta mucho definirme, no sabría darte una descripción más allá de decirte que ahí está mi "yo entero". Creo que "Hijas ilegítimas" es lo más honesto que he escrito en mi vida y que es una carta de presentación de mí y mi persona. Más allá de eso, es solo un libro de versos en el que ojalá alguien se encuentre reflejado en ellos.

-¿Qué le resultará atractivo al público para que lean al Alfredo González poeta?

-Les diría que mi vida, que es la que aquí se relata, es igual que la suya y que quizá tengamos demonios compartidos. Partiendo de esa base y considerando que todos buscamos encontrarnos, quizá algo de lo que yo escribo les sirva de bálsamo. Precisamente esa es la función del arte bajo mi punto de vista, ayudar a las personas a encontrarse .

-¿Cuánto le inspira Turón a la hora de componer tus canciones o los poemas que aparecen en el libro?

-El valle de Turón es el plató donde se rodaron la mayoría de los episodios de mi vida. Por lo tanto, lo quiera yo o no, me influencia. Y en este caso, como turonista que soy, espero se note mucho de donde soy. Es un lugar que ha sufrido mucho, un territorio luchador y obrero. Y precisamente esa lucha de la que hablo me gustaría que se intuyera en alguna de mis canciones o de mis poemas.

-¿Qué influencias ha tenido de otros escritores o de otros cantantes durante su carrera?

-Siempre me ha influido mucho la literatura. De hecho, puedo confesar que casi tengo más influencias literarias que musicales. Podría decirse que soy más "escritor de servilletas" que músico. Si me pregunta por los personajes que me hayan podido influir a la hora de escribir el poemario, creo que podríamos citar a Antonio Machado, Miguel Hernández o Ángel González, y por citar uno actual y también compatriota, Fernando Beltrán. En cuanto a músicos que me inspiren, te nombraría a alguno de los grandes letristas de la actualidad, como Nacho Vegas o Pablo Moro.

-¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la música?

-Ingenuos, como todos los comienzos en la vida. Cuando yo daba mis primeros pasos, la crisis de la industria discográfica empezaba a asomar el hocico y yo la viví de cerca. De hecho, mi primer sello discográfico desapareció. En todo caso, me imagino que en todos los trabajos debe ser duro empezar a caminar. Hay que tener paciencia, constancia y los ojos muy abiertos.

-¿Cómo ha ido evolucionando musicalmente hablando?

-Me considero un tipo muy curioso, y eso es algo que se ve en mis canciones. Me gusta investigar en diferentes géneros y hacer experimentos. Que cada disco sea diferente del anterior y traicionar, siempre entre comillas, a la gente que me escucha.

-¿Qué balance hace de estos quince años de carrera?

-He aprendido a no tener prisa, un factor que me parece algo fundamental para todos los ámbitos de la vida. Quizá he perdido ilusión y he ganado desconfianza, pero también tengo los pies más pegados al suelo y soy consciente de que lo que importa es hacer buenas canciones. Y, evidentemente, que la gente disfrute con ellas.

-¿Es fácil ser músico hoy en día o cuesta llegar y mantenerse a cierto nivel, sobre todo con Internet?

-Internet ha descolocado el mundo musical. Pero es una herramienta que hay que aprender a utilizar y no regodearnos en sus males. Ser músico no es fácil, si consideramos que pagamos un IVA del 21 por ciento y que la Cultura, en época de vacas flacas, parece más prescindible. Pero pienso que en todos los sectores hay que trabajar duro para mantenerse.

-¿Qué es lo mejor y lo peor de ser cantautor?

-Lo mejor es escuchar a la gente cantar una cosa tan pequeña como una canción que uno ha escrito abriéndose en canal. Lo más negativo, quizá sea que un oficio como este siempre conlleva una inestabilidad.

-¿Maneja algún otro proyecto?

- Ahora mismo estoy centrado en presentar el libro en el mayor número de lugares posible. Además, también estoy escribiendo alguna letra por encargo, como unos temas que hago para el próximo disco de Silvia Quesada. De las canciones que escribo para mí, prefiero descansar un tiempo.

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