El polígono de La Cuadriella, en Turón, es el estandarte de la fallida reconversión en las Cuencas. Naves cerradas, edificios desvalijados y el recuerdo de empresas liquidadas. Pero en las últimas semanas, por primera vez desde el inicio de la crisis, la área industrial tuvo una buena noticia: la empresa Talleres Zitrón, con la sede central en Gijón y una planta ya en marcha en La Cuadriella, ha adquirido otra nave que había cerrado sus puertas hace un lustro. La compañía hace frente así a la carga de trabajo por las obras del sistema de ventilación del metro de Doha y creará, en Turón, tres nuevos empleos.

La nave adquirida por Talleres Zitrón está a escasos metros de la primera planta de la empresa. Pertenecía a una empresa dedicada a los aceros y aluminio. El cartel de "se vende", retirado ya de la fachada, estuvo colgado durante años. "Pensamos que sería un buen lugar para nuestro crecimiento empresarial", afirmaron desde Zitrón. Los responsables de la compañía aseguraron que la implantación de la actividad en el nuevo inmueble va "según lo previsto", sin más contratiempos que "los habituales en estos casos".

En la empresa, con más de cincuenta años de historia y dedicada a la fabricación de sistemas de ventilación para túneles, trabajan 170 personas. Diez, en Turón. Los planes de la ampliación están aún definiéndose pero, según fuentes de la compañía, se generarán un mínimo de tres nuevos puestos en La Cuadriella. Cifra que podría aumentar para atender la creciente demanda de producción de la empresa. "Ahora mismo se está centrando en Turón una parte de la línea de producción para el metro de Doha", confirmaron en la compañía.

Falta le hacía al área industrial de Turón una buena noticia. Porque lleva ya años sin ganar para disgustos. La primera caída, también la más agónica, fue la de la empresa Diasa Pharma. Creada como emblema de la reconversión, alcanzó una plantilla de cien trabajadores. Estaba participada por Sadim, la filial de diversificación de Hunosa. Empezó a funcionar en 2004.

Las alarmas saltaron en 2009, cuando los trabajadores denunciaron que llevaban dos meses sin cobrar. El socio mayoritario de la firma aseguró que se trataba de un "problema puntual" con Sadim. Pero el "problema puntual" se convirtió en una sucesión de expedientes de regulación, impagos, despidos y, finalmente, liquidación de la planta. Urueña repitió la historia cuatro años después. La compañía también nació de la mano de Sadim, pero la filial de Hunosa se desvinculó de la empresa. La nave, vacía tras la liquidación, tiene una superficie de 6.065 metros cuadrados. Y se vende, en el portal de la inmobiliaria de una entidad bancaria, por 120.000 euros.