"Es muy difícil calcular el dinero que le cuestan al año al Ayuntamiento los actos vandálicos, pero seguramente estaremos moviéndonos en cifras de decenas de miles de euros. Es un pozo sin fondo". Así de categórico se mostró el edil de Obras de Langreo, Elías López Valles, a la hora de valorar los daños sufridos por el patrimonio municipal. La lista es extensa y abarca todo tipo de elementos. Bancos, papeleras y contenedores suelen ser las víctimas habituales de este tipo de ataques, que también han sufrido piezas de maquinaria y edificios de titularidad municipal, como viviendas sociales que han quedado totalmente destrozadas por la rotura y el robo de mobiliario y materiales de construcción.

El episodio más reciente se vivió en las últimas fiestas de Ciaño, el pasado 12 de junio. El Ayuntamiento acababa de adquirir apenas unos días antes unos semáforos móviles para dar paso alternativo a los vehículos cuando hay cortes de calles. No duraron ni un día en servicio. Uno de ellos, valorado en 1.400 euros, fue dañado y sustraído pocas horas después de colocarse. "Decidimos comprarlos porque nos salía más barato tenerlos en propiedad que alquilarlos. Al día siguiente de colocarlo en Ciaño uno de ellos desapareció; sólo se hallaron restos de piezas y cristales en la carretera. Si es un robo, se trata de algo absurdo porque en una chatarrería pueden darte como mucho 15 euros por algo que al Ayuntamiento le costó 1.400".

Más alta le saldrá al Consistorio la factura de la reparación de dos viviendas sociales en Gargantada, que según las previsiones municipales se elevará a 40.000 euros. Los daños y robos de materiales en ambos inmuebles se produjeron cuando los pisos estaban sin ocupar. "El informe policial habla de un destrozo total. Se llevaron parte de la grifería, tuberías y cable de cobre. Sólo ha dejado las ventanas. Son dos casas que prácticamente habrá que volver a hacer", relato el concejal langreano de Obras.

Otro ataque vandálico reciente se produjo en el paseo peatonal entre Barros y Riaño, en el que apareció arrancado un tramo de unos treinta metros del vallado rústico de la senda. "Son sólo algunos de los casos que estamos sufriendo porque los daños en otros elementos como papeleras, contenedores, señales de tráfico, bancos o farolas son algo común. Hay que hacer un llamamiento para tratar de poner freno a estos comportamientos porque son daños que obligan al Ayuntamiento a gastar un dinero importantes en reponer los elementos afectados. Se trata de unos recursos que se podrían dedicar a otras necesidades", apostilló López.