En la carrera empresarial de Victorino Alonso no han faltado los pleitos judiciales. El último es la demanda de Hunosa por la desaparición de 578.000 toneladas del almacén estratégico de carbón. La Audiencia Provincial de Oviedo desestimó el recurso de Alonso contra la sentencia que dicta el pago de 36,4 millones de euros por el carbón desaparecido. Otros casos sonados fueron la sentencia de cárcel para Alonso por destruir una cueva neolítica en Aragón. Además, su "número dos" recibió hace unos años una paliza en las instalaciones de Uminsa de Degaña.

Victorino Alonso es un empresario difícil de seguir en su forma de actuar. Deja cargos de responsabilidad en las compañías para personarse como apoderado. Y, cuando los procesos judiciales avanzan, los alarga hasta el final. Presenta recursos, hasta última instancia. De esta forma, hay procesos que se han alargado durante más de una década, según recoge El Mundo.

A pesar de ello, ha estado condenado por fraude fiscal, apropiación indebida y delitos contra el patrimonio. Fue por el caso de "los graves daños" causados a la cueva de Chaves, considerada uno de los principales yacimientos arqueológicos neolíticos de la Península Ibérica. El escándalo estalló en 2009, cuando expertos descubrieron que en el interior de la cueva se habían desarrollado trabajos que habían afectado al yacimiento. Un juez de Huesca consideró acreditado que el empresario ordenó realizar las obras. Fue condenado a dos años y medio de prisión y al pago de una indemnización de 25,49 millones de euros al Gobierno de la comunidad de Aragón.

Si hubo otro caso sonado fue el del cementerio de la zona de Tormaleo, en el suroccidente asturiano. La expansión de Minero Siderúrgica de Ponferrada afectaba al camposanto. La firma compró un terreno anexo para trasladarlo y los vecinos terminaron por aceptar: muchos eran trabajadores o familiares de la plantilla de la empresa.