En diciembre de 2010 parte de las entrañas de la mina de Malaespera, en Bilbao, se vinieron abajo. No hubo heridos porque la explotación llevaba mucho tiempo abandonada. Exactamente desde 1975 cuando la extracción de hierro dejó de ser rentable. El problema está en que las galerías están debajo de uno de los grandes barrios de la capital vizcaína. Sadim Ingeniería, empresa del grupo Hunosa, ha hecho ahora, por encargo del Gobierno vasco, la estabilización de la zona para evitar males mayores antes de que fuera demasiado tarde.

Según apuntaron fuentes de la compañía, Sadim trabajó con técnicas mineras de avance y sostenimiento que asegurasen en todo momento la estabilidad del terreno. Cualquier mal paso hubiera podido ser fatal. Para reabrir el acceso dentro de la mina, que permaneció siete años completamente cegado, hubo que retirar cuarenta camiones de escombro y construir un nuevo túnel de quince metros de longitud por cinco de anchura reforzado con hormigón, trabajos que fueron desarrollados por Sadim Ingeniería. Estas labores, en la antigua explotación de siderita (mineral de hierro), resultaban fundamentales para asegurar la estabilidad del nuevo barrio, una de las principales zonas de expansión urbana de la ciudad. La colosal excavación subterránea tiene unas dimensiones que le permitirían albergar cuatro campos de fútbol, con zonas de 300 metros de profundidad y hasta 100 de anchura salpicadas por 72 columnas de nueve metros de diámetro.

Una vez dentro el visitante se encuentra con un laberinto de túneles y galerías.