"Ser equidistante no significa ser indiferente o neutral", manifestó Joan Coscubiela en la presentación de su obra titulada "Empantanados. Una alternativa federal al sóviet carlista". Fue un acto organizado por la Asociación "Amigos de Mieres", dentro del ciclo de actividades de su 50º aniversario, y que contó con la colaboración del IES Bernaldo de Quirós, el Ayuntamiento de Mieres y el Club LA NUEVA ESPAÑA de Las Cuencas. "Soy beligerante frente a los abusos del PP y del independentismo", añadió el exdiputado del Parlamento catalán y exlíder de CC OO de Cataluña. La presentación sirvió de excusa para que, en la conversación mantenida con la periodista Sofía Gutiérrez, Coscubiela pusiera a la audiencia al día de la actualidad política y social en aquella comunidad autónoma.

"Es una incógnita", afirmó. El estado de radicalización de ambos bandos ha llevado el debate a un alto grado de enfrentamiento en un entorno de tensión , afirmó. Un clima en el que "puede ocurrir cualquier cosa en cualquier momento". Coscubiela, cuya intervención en el pleno el Parlamento catalán el 7 de septiembre de 2017, llamando al respeto de los derechos de las minorías, tuvo una enorme repercusión gracias a frases como "la democracia no puede con todo", echa de menos un mayor espíritu crítico en la ciudadanía. "Me sorprende la sorpresa general y me pregunto por qué se tomaron como extraordinarias unas palabras tan obvias", reflexionó. "¿Qué tiene de extraño que pueda haber coincidencias sobre las reglas de juego entre los ideológicamente diversos?", se preguntó Coscubiela, que afirmó sentirse orgulloso de su posición equidistante frente a la actual batalla identitaria entre los nacionalismos.

"Hay otros muchos equidistantes, españoles y catalanes, que aún no salieron del armario y que deberían dar el paso adelante y organizarse", dijo el autor. Describió la deriva política impulsada por el "procesismo", "que llevó a muchos a creer que una declaración unilateral de independencia era posible y no tendría costes". Un "procesismo" nacido en 2012 como fórmula de instrumentalización del independentismo, impulsada por Artur Mas tras su fracaso electoral y con una estrategia que el ponente explica como "Pase lo que pase, la realidad no existe", con la que se ha convencido al 48% del electorado, "a pesar de ser un disparate, contra el Estado, contra Europa, contra todo". Coscubiela advierte de que "el movimiento independentista ha tomado vida propia, más allá de la política y los grupos sociales", lo cual, en su opinión, tiene como consecuencia que "nadie se atreve a echar el freno porque nadie quiere aparecer como el traidor o el arrepentido".