No es una casualidad que los geólogos afirmen que las comarcas mineras son territorios proclives para los argayos. Y tras el que el martes dejaba helados a los vecinos del pueblo lenense de La Cortina, donde rocas de decenas de toneladas arrasaban tres casas del núcleo, ayer fue Mieres el territorio afectado. En este caso, el desprendimiento de rocas se produjo en la carretera AS-242, el principal acceso desde Mieres al Hospital Álvarez Buylla y muy cerca del pueblo de La Reguerona. Por el momento, y hasta que los técnicos del Principado acudan tomen una decisión, la carretera permanecerá cortada por seguridad, tal y como confirmó el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez.

Pese a las restricciones del acceso principal al hospital, que aún no se sabe cuando se levantará, los usuarios del centro sanitario tienen otras dos alternativas para llegar a Nuevo Santullano. Por un lado, pueden atravesar el polígono de Vega de Arriba y rodear el centro comercial de Mieres para llegar hasta la glorieta de acceso al Álvarez Buylla. Por otra parte, se puede llegar por el vial que discurre paralelo al paseo fluvial hasta Santullano, y tras cruzar el puente, tomar dirección a Mieres hasta llegar al hospital.

El argayo de La Reguerona se produjo en la madrugada del viernes al sábado, en torno a las cuatro de la mañana. Parte de la ladera, a unos cien metros del pueblo, se vino abajo. Hubo un gran estruendo, pero algunos vecinos que le escucharon lo achacaron la tormenta. Por la mañana, sin embargo, comprobaron como grandes rocas estaban sobre la acera y la carretera. Tras avisar a los servicios de emergencia, se decidió cortar la carretera por seguridad, a la espera de que el Principado tome una decisión.

El alcalde, Aníbal Vázquez, y el vicealcalde, Manuel Ángel Álvarez, visitaron la zona por la mañana para comprobar el estado de la carretera. El regidor intentó durante toda la mañana contactar con la administración regional, titular de la AS-242 sobre la que cayeron las piedras. Las gestiones fueron infructuosas, y el Ayuntamiento está a la espera de que el Principado "dé señales de vida".

Los que están indignados son los vecinos. César Arias, uno de los habitantes del pequeño núcleo, señalaba que "esto no es la primera vez que sucede y ya habíamos avisado de que en muchas ocasiones caen pequeñas piedras de la ladera, que pueden ser suficientes para causar un problema a una persona que camine por el paseo o a un coche que circule por la carretera". El portavoz vecinal reclamó que se ponga en marcha una actuación para proteger este tramo de la AS-242: "Entendemos que se debe tomar alguna medida, como poner una malla protectora como las que hay en el puerto, por ejemplo". Lo que está claro, apuntó Arias, "es que no se puede seguir así porque en cualquier momento podemos tener que lamentar una desgracia".