La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ | Coordinador del libro "Gaspar García Laviana visto desde Asturias"

"Gaspar es un héroe en Nicaragua, su compromiso llegó hasta la muerte"

"Se vio forzado a tomar las armas por la dramática realidad social que se encontró; para él acabar con la dictadura de Somoza era una guerra justa"

José María Álvarez, con el libro sobre Gaspar García Laviana.

Gaspar García Laviana luchó con la palabra y empuñando las armas contra la dictadura de Somoza en Nicaragua. No llegó a ver caer el régimen. Perdió la vida unos meses antes, el 11 de diciembre de 1978, en un combate entre la guerrilla sandinista y la Guardia Nacional, en un paraje conocido como El Infierno. García Laviana -que nació en Les Roces (San Martín del Rey Aurelio) y vivió de niño en la localidad langreana de Tuilla- había llegado a Nicaragua en 1969. Hasta su muerte, desarrolló una intensa actividad pastoral y guerrillera. Cuatro décadas después de su fallecimiento, el libro "Gaspar García Laviana visto desde Asturias. 40.º aniversario 1978-2018" recupera la figura del sacerdote. Se trata de un volumen promovido por el Foro Gaspar García Laviana y patrocinado por el Ayuntamiento de Langreo, bajo la coordinación de José María Álvarez Rodríguez.

- Cuarenta años después, ¿cuál es el legado principal de Gaspar García Laviana?

-El ejemplo que dio a los demás con su propia vida. Desde que empieza a ser cura ya destaca como un sacerdote que está cerca de la clase obrera. Empezó a trabajar desde el principio en una carpintería, lo que contrasta mucho con lo que era la figura de los curas de aquella época. Fue un ciudadano ejemplar, altruista hasta el límite. Un asturiano con categoría universal.

- E ra hijo de minero y vivió de cerca la realidad de las Cuencas de los años cuarenta y cincuenta, ¿se pueden entender su trayectoria posterior sin esos antecedentes?

-Yo también soy hijo de minero y eso deja una impronta en la gente de las Cuencas. Muchas veces la Iglesia hace que la gente piense más en el cielo que en la tierra. Pero cuando estás cerca de la gente, necesariamente, a no ser que seas de piedra, vibras ante los problemas que tienen. También influyeron otros factores en la configuración de su ideología. Uno de ellos fue el Concilio Vaticano II y además, al ir a América, empezaba la Teología de la Liberación, que suponía un nuevo modo de ser cristiano y de hacer Iglesia. La Teología de la Liberación nace a la par de lo que fue la Conferencia de Medellín, en la que los obispos presentan un modo muy distinto de fe cristiana. La realidad de Nicaragua también influyó muchísimo en él porque la dictadura de Somoza, que ya llevaba muchísimo tiempo, estaba produciendo una sociedad absolutamente explotada y reprimida, sin libertades, con detenciones, torturas y asesinatos. Gaspar cuando se va a Nicaragua llega a un país en guerra porque ya existía el Frente Sandinista de Liberación Nacional y otros grupos.

- Llevó la defensa de los oprimidos hasta las últimas consecuencias, incluso tomando las armas.

-Se vio forzado por la dramática realidad social y política que se encontró. Cuando empezó con el Frente Sandinista tuvo dos o tres años en los que estaba integrado en el grupo de forma clandestina, pero seguía haciendo su labor pastoral en la parroquia. En 1976 ya escribe una carta a los obispos y otra a los nicaragüenses diciéndoles que entra en el Frente Sandinista y que va a participar en la lucha armada con ellos. Dice que es una guerra justa e invita a toda la gente a participar en ella porque el país vive unas condiciones represivas que no se pueden tolerar. Que está muriendo gente de hambre y asesinada sin ninguna razón.

- ¿Cuánto había en él de padre Gaspar y cuánto de comandante Martín?

-No se pueden disociar esos dos aspectos de la vida de Gaspar. Antes de entrar en la guerrilla, era un cura normal, luchador, que da la cara por los más indefensos. Se enfrenta a la Guardia Nacional y denuncia la prostitución infantil, el maltrato a los campesinos... Cuando entra en el Frente Sandinista, pasa a ser un cura guerrillero aunque no hace una labor pastoral como la hacía antes porque las condiciones de vida en la montaña son de muchos sacrificios, de muchas renuncias. Quería dar el golpe de gracia a la dictadura de Somoza, como finalmente se consiguió en 1979, cuando triunfa la revolución. A Gaspar le faltaron seis meses para verlo. Pero él nunca dejó de ser cura, como hicieron otros sacerdotes guerrilleros. Y su congregación, los Misioneros del Sagrado Corazón, tampoco le echó y lo tuvo siempre como un hermano más.

- En uno de los fragmentos de poemas de García Laviana que aparecen en el libro dice: "No juzgues mis versos / amigo /que vives lejos de América", ¿se sentía incomprendido?

-Él vino a España unas cuantas veces y era consciente de cómo era en general la Iglesia y cómo iba a ser juzgado. En algún momento dice que va a ser condenado para siempre por la Iglesia por la decisión de entrar en la guerrilla. Era una persona y un cristiano y todas las objeciones que habría que ponerle para no entrar en la lucha armada serían las mismas que habría que poner a cualquier cristiano. Los criterios morales en estos temas fundamentales son para todos igual. Para curas y para laicos. No hay por qué distinguir. En la Conferencia de Medellín se llega a decir que en un contexto de miseria y opresión se justifica la violencia revolucionaria y la muerte de la dictadura.

- ¿Qué impacto ha tenido en Nicaragua?

-Mucho. En Nicaragua, después de su muerte, vieron a Gaspar como un héroe y le dieron su nombre a institutos, hospitales y centros culturales. Incluso los que mandaban publicaron un libro con sus poemas y rescataban su figura en sus discursos. Ahora todavía queda algo de ese Gaspar y esperemos que no se pierda el valor de su sensibilidad ante el sufrimiento de los demás. Su valentía y su compromiso, que llegó hasta la muerte.

Compartir el artículo

stats