Investigadores de la Unidad Mixta de Investigación de Biodiversidad -con sede en el campus de Mieres- y la Universidad Autónoma de Madrid están desarrollando un proyecto para la correcta aplicación de la regulación sanitaria sobre el abandono de carroñas de ganado para la conservación de especies carroñeras. El trabajo, publicado por la Journal of Applied Ecology y que cuenta con la colaboración de personal técnico de la dirección general de Biodiversidad, ha cuantificado las consecuencias de utilizar criterios diferentes en la aplicación de la normativa vigente (EU 142/2011) y han llegado a conclusiones como la necesidad de que las zonas para la alimentación de especies necrófagas sean lo más amplias posible.

El estudio de los expertos simula la aplicación en el Principado de Asturias de los distintos criterios usados hasta la fecha por las comunidades que han implementado ya la citada normativa (todas salvo Galicia, Madrid, Murcia e Islas Baleares). Los resultados obtenidos, señalaron desde la Universidad de Oviedo , "llaman a la reflexión". "En un mismo territorio, y dependiendo de los criterios utilizados, el equipo investigador ha detectado una variación de hasta el 72 por ciento en la superficie designada como zona de alimentación de necrófagas". Es decir, terrenos donde se puede autorizar el abandono de ganado muerto. También se establecen variaciones "de hasta el 450 por ciento" en las estimaciones de la cantidad de alimento requerido por las especies carroñas objeto de protección. "Incluso se aprecian variaciones notables, de hasta el 76 por ciento, al estimar la cantidad de carroña de ganado que quedaría teóricamente disponible para la fauna silvestre en las citadas zonas de alimentación", explicó.

Esta legislación surgió tras el estallido de la enfermedad comunmente conocida como "enfermedad de las vacas locas". "La Unión Europea obligó a retirar el ganado que moría en el campo, dejando sin una importante fuente de alimento a muchas especies carroñeras, sobre todo buitres, pero también grandes depredadores como águilas, lobos y osos en países con amplia tradición de ganadería extensiva y con importantes poblaciones de aves necrófagas como es el caso de España", señalaron desde la Universidad.

Los efectos de esta medida, añadieron, no tardaron en hacerse notar. Así, se forzaron sucesivas modificaciones normativas. Desde la Universidad añadieron que para contrarrestar los problemas de conservación observados, en el año 2011, Europa volvió a autorizar el abandono de carroñas de ganado extensivo en el campo, en zonas previamente designadas por las autoridades".

En esta nueva publicación se ponen cifras sobre la mesa, cuantificando las diferencias resultantes no sólo de la falta de coordinación entre regiones sino también de la ausencia de una evaluación objetiva que permita "seleccionar los mejores criterios a aplicar incluso dentro de un mismo territorio". Las consecuencias de no tener en cuenta los criterios adecuados no solo pueden afectar al cumplimiento de los objetivos de conservación y mantenimiento de la sanidad pública de las normativas vigentes sino que también pueden resultar en modificaciones prematuras de las mismas. Algo que ya ha ocurrido, señalaron desde la Universidad de Oviedo, "en la Comunidad Valenciana o La Rioja, que tuvieron que ampliar sus zonas de alimentación de especies necrófagas. Este trabajo ha servido también como base para la implementación de la regulación europea en Asturias.