Que no quede ni una sola víctima sin nombre. La Asociación Amigos y Familiares Fosa Parasimón tiene previsto investigar el segundo enterramiento localizado en Pajares, tras la exhumación de la primera fosa el verano pasado. El arqueólogo Antxoka Martínez, uno de los responsables de los trabajos en la zona, ha solicitado ya al Principado permisos para comenzar con las catas.

Los dos enterramientos de Parasimón parecen estar muy ligados. Tanto que, según la primera hipótesis, están relacionados con las ejecuciones de dos grupos de víctimas que ocurrieron el mismo día de noviembre de 1937. Las víctimas eran presos del franquismo que viajaban en un camión. Les dijeron que iban a la cárcel de San Marcos, en León, pero el viaje se interrumpió: según testigos, los sacaron del vehículo y los llevaron caminando por el monte.

Los separaron para "pasearlos". A un grupo, el que se enterró en la fosa que ya se ha investigado, lo colocaron en un pelotón de fusilamiento. Eran doce personas, una de ellas Luis Cienfuegos (sus familiares son los máximos impulsores de esta actuación para la recuperación de la memoria histórica). Según el análisis antropológico, elaborado por expertos de la Fundación Aranzadi y al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, a algunos les golpearon el cráneo con culatas de armas. Otros recibieron un "tiro de gloria".

Del segundo grupo, la fosa que ahora se investigará, no se conoce número exacto de víctimas. Lo que es seguro ya, según el arqueólogo Antxoka Martínez, es que el método de ejecución fue distinto. "En este caso, dispararon a sangre fría y a muy poca distancia", aseguró. Esto demuestra que los ejecutores eran "más experimentados".

Identificación

La campaña de investigación no está exenta de obstáculos. El más difícil de salvar es la búsqueda de recursos económicos para los trabajos. La primera exhumación salió adelante con fondos recogidos en un "crowdfunding" (micromecenazgo en la red), que convocó la Asociación de Amigos y Familiares de la Fosa Parasimón.

Pero aún falta un paso definitivo: la identificación de las víctimas. Sólo se sabe con certeza que Luis Cienfuegos estaba en esa fosa porque un vecino del pueblo le reconoció. La individualización antropológica de los restos (que incluye datos como la edad aproximada, el sexo y algunas características físicas de los individuos) no ha arrojado resultados contundentes. Quedan por delante, por tanto, los análisis de ADN.

De nuevo, el problema de la falta de financiación. Las pruebas serán costosas ya que, ante la baja calidad de las muestras recuperadas, los expertos tendrán que recurrir al ADN mitocondrial. Se trata de carga genética que únicamente se trasmite por la vía materna y está en descendientes que sean mujeres. Para abordar esta actuación, la entidad impulsora de los labores también ha pedido la colaboración del Principado de Asturias.