El 15 de enero de 1919, Rosa Luxemburgo, era asesinada en Berlín, pocos meses después de haber abandonado la cárcel. Nacida en la Polonia rusa en el año 1871 en el seno de una familia judía, pasó a ser ciudadana alemana gracias a un matrimonio de conveniencia con un socialista alemán y a partir de ahí llevó a cabo un ingente trabajo en pro de su ideario marxista, siendo el país alemán su principal campo de acción. En el seno de la socialdemocracia y de la Segunda Internacional, aunó teoría, con multitud de artículos y libros y praxis.

Para conmemorar el centenario de su fallecimiento, la Fundación Andreu Nin- Asturias ha programado una serie de actos entre los que se encuentra la conferencia que versó sobre "1919-2019: Rosa Luxemburgo y la Revolución Alemana" y que fue impartida por la catedrática de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, Montserrat Galcerán, en la Casa de Cultura Alberto Vega de La Felguera. El acto contó con la colaboración del Ayuntamiento de Langreo y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

Elena Vázquez, miembro de la Fundación Andreu Nin, se encargó de abrir el acto y lo hizo poniendo de manifiesto "la grandeza de la figura histórica de Rosa Luxemburgo" y llamando la atención sobre la necesidad de ahondar en el estudio de la vida y obra de una mujer "que estuvo en la élite del pensamiento político de su tiempo". Vázquez también trazó la impecable trayectoria académica y profesional de la ponente, que también es concejala del Ayuntamiento de Madrid por "Ahora Madrid".

"Es difícil ubicar a Rosa de Luxemburgo en la tradición marxista" destacó la ponente: "Fue muy crítica con los dirigentes políticos incluso los de su propio partido y de hecho estaba convencida de que la mayoría no estaba a la altura". "En Octubre de 1917, Rosa estaba en la cárcel y seguía atentamente las noticias acerca de la Revolución Rusa, que celebró si bien fue muy crítica con los bolcheviques pues estaba convencida de que el socialismo tenía que ser democrático, nunca burocrático" destacó Galcerán. La conferenciante refirió que "cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Luxemburgo y Karl Liebknecht se pusieron al frente de las manifestaciones en contra de la contienda, pero también en contra del partido que no participaba de su pacifismo".

Prisión

En 1915 fue encarcelada por estos hechos, pero continuó escribiendo en prisión y en 1918 se produjo una escisión en el partido, la Liga de los Espartaquistas (su nombre es en honor al gladiador tracio Espartaco) siendo Rosa Luxemburgo la que realiza las bases teóricas de la Liga, de la que participaron también Karl Liebknecht, Clara Zetkin y Franz Mehring. "En 1919 con Liebknecht, propició la revolución espartaquista y los dos murieron a manos de los militares que la reprimieron".

Galcerán finalizó su exposición asegurando que si bien Rosa Luxemburgo no se identificaba con los postulados "feministas" de la época, demasiado afines a los movimientos sufragistas, "si que podemos considerar que fue feminista en tanto que siempre estaba pendiente de las trabajadoras, ayudó a crear un sindicato de mujeres y además en su vida personal fue tremendamente libre y no entendía la revolución como un modo de tomar el poder sino como un medio para cambiar el mundo".