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El camino hacia la felicidad

El doctor José Antonio Flórez ofrece un taller en Lena con estrategias para aprender a vivir con más alegría: "Hay que tener un objetivo siempre"

El doctor Flórez, durante el taller que imparte en Lena. FERNANDO GEIJO

Manuel González sufrió un ictus en agosto que le dejó sin habla. Asumió la situación y decidió disfrutar de la suerte de vivir. Día tras día caminaba con Josefina García, su pareja. Él no podía decir palabra, pero la escuchaba a ella. La cogía de la mano, asentía. No dejó la rehabilitación, no se rindió. Hoy, ocho meses después, vuelve a hablar con soltura.

Primera lección para ser feliz: disfrutar de las historias bonitas, sentir más, aunque sólo sea como espectadores. Manuel y Josefina son dos de los asistentes al taller del doctor José Antonio Flórez Lozano, Catedrático de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Oviedo, en Pola de Lena. Lleva por título "Estrategias terapéuticas para ser feliz" y, durante cinco sesiones, ofrecerá una serie de pautas para trabajar en la felicidad. Empezó el viernes, organizado por la Universidad de Oviedo y en colaboración con el Ayuntamiento y las asociaciones de mayores del concejo.

Cierre la agenda y desconecte, siempre que pueda, el teléfono móvil. Porque, según el experto, disfrutar del presente es una de las principales estrategias para tener un cerebro más contento. "Estamos demasiado pendientes del reloj y del futuro, hay que vivir más el presente", señaló Flórez. Y un buen ejemplo es ese café a primera hora de la mañana: qué tal si lo disfruta, si lo degusta de verdad, en lugar de pensar en todas las obligaciones que le esperan. "Hay que superarse a uno mismo todos los días, pero sin obsesionarse con llegar los primeros, con ser los primeros. Centrarse en lo que estamos haciendo en cada momento es esencial para vivir mejor".

Y ya que tiene tantos compromisos que revisar a la hora del café, hágase una pregunta: ¿Hacia dónde le llevan sus obligaciones? "Otra cuestión fundamental es conocer el motivo que nos mueve, el por qué hacemos lo que hacemos y por qué queremos luchar". Nada más, y nada menos, que marcarse un objetivo y seguirlo con firmeza. Comprometerse, sin miedo, y avanzar. En este punto recomienda el libro "El sentido de la vida". Escrito por Viktor Frankl, repasa su experiencia en los campos de concentración. La experiencia de la fuerza que se dibujaba en un rostro demacrado cuando pensaba en que algún día volvería a abrazar a su familia.

Dejar huella

Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra, se ayudó a sí mismo y a muchas otras víctimas del holocausto. Porque siempre es mejor que su camino hacia la felicidad deje huella en los otros. El doctor habló de Magdalena, una ovetense que ayuda diariamente a un vecino mayor que vive solo en su mismo portal. "Todos los días le sube una sopa caliente cuando se acerca la hora de la cena", explicó el doctor de la Universidad de Oviedo. Y ese gesto, aunque pequeño, le cambia la vida: "Ella asegura que ese momento la hace sentir feliz".

No hay pensamiento mágico para llenarse de alegría, pero sí una serie de pautas a seguir para empezar a mejorar. Aquí la clave que lo relativiza todo: "Tenemos que ser conscientes de que estamos aquí de paso, de que la única certeza que tenemos en la vida es la muerte". "¿Para qué discutir por nimiedades si estamos aquí de paso? Mejor ceder, mejor disfrutar de la amistad y del amor", aseguró al público. Y agradecer a la vida por todo lo bueno que da. "A veces estamos tan preocupados por conseguir algo grande, que nos perdemos todas las pequeñas cosas de nuestro día a día. Cosas que pueden hacernos felices, cosas por las que sentirse muy agradecidos". Así que los "deberes" para la próxima sesión, que será el miércoles día 10 de abril, serán escribir ocho cartas. Dirigidas a algo o alguien, para dar las gracias de que esté en nuestra vida.

Antes de despedirse de sus "alumnos", Flórez recordó que la esperanza de vida en Europa alcanza los 86,3 años de edad. Demasiado tiempo para estar triste. Y un último apunte: el cerebro es una suerte de ordenador que se configura cada mañana. Así que a levantarse de la cama, a mirar ese espejo que es la vida, y a responder la pregunta que puede cambiarlo todo: ¿Cómo va a sentirse hoy?

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