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Pajares, una estación en la picota: el 30 por ciento de la plantilla se encuentra de baja

El absentismo laboral es uno de los lastres de la instalación asturiana, a la espera de mejoras millonarias y una revisión de su modelo de gestión

Trabajadores de la estación de Pajares realizando labores de mantenimiento, en una imagen de archivo. IRMA COLLÍN

Darle la vuelta como a un calcetín. Es más o menos lo que requiere la estación de esquí Valgrande-Pajares, en Lena, para recuperar el pulso, la confianza entre sus usuarios y resultar atractiva para lograr nuevos esquiadores. La Cámara de Comercio de Oviedo tiene prácticamente cerrado su estudio de impacto económico con el objetivo de relanzar las instalaciones, captar nuevos visitantes y, por consiguiente, aumentar los ingresos en la zona.

La entidad empresarial que preside Carlos Paniceres cifra en 11,6 millones lo que costaría duplicar sus usuarios (unos 54.000 actualmente al año) y sus empleados (142 directos e indirectos ahora), tal y como ha adelantado LA NUEVA ESPAÑA.

Pero aparte de la inyección económica, también está sobre la mesa el modelo de gestión (que ahora depende del Principado) y el debate de si éste es el más adecuado y ágil para dar salida a las necesidades de la estación asturiana, que no atraviesa su mejor momento con los usuarios pidiendo a gritos mejoras en las instalaciones y en los servicios.

De 56 trabajadores que hay directamente en la estación (20 contratados todo el año y el resto los meses de temporada), actualmente faltan 17 personas, todas a la vez de baja. Con esta situación difícil es mantener un nivel eficaz de atención a los esquiadores de Valgrande-Pajares, advierten tanto entre los miembros de la plantilla como entre los usuarios.

Este alto nivel de bajas, un 30% del total de los empleados, no es nuevo y los problemas de gestión de los trabajadores de la estación se acarrean desde hace varios años, incluidas algunas movilizaciones y protestas, como la convocada por la falta o tardanza en la entrega del vestuario apropiado para trabajar.

El invierno atípico que ha habido (las instalaciones están cerradas desde hace más de una semana) y las quejas por el mal estado de la maquinaria (no hay que olvidar que no se pudo abrir al inicio de la temporada por demoras en revisar el remonte de Brañillín) han solapado de alguna forma el problema con el personal. De haber actividad, la estación quizás tendría que haber prescindido de algún remonte para poder abrir ante la falta de casi 20 de sus 56 trabajadores, para mayor queja y disgusto de los usuarios.

La forma de gestión aplicada en Pajares es distinta a la de la otra estación asturiana, Fuentes de Invierno (Aller), que el Principado ha puesto en manos de la empresa mixta Recrea y otras ante las que responden sus trabajadores. Pero en la estación de Lena los miembros de la plantilla son, por así decirlo, funcionarios, sujetos a los complejos mecanismos de la administración tanto para tramitar bajas, coberturas y otros aspectos, lo que retrasa o dificulta el correcto funcionamiento.

Solo la lenense, junto con Leitariegos y la leonesa de San Isidro, tiene este tipo de gestión, ahora en la picota al ser considerado por algunos "caduco" en cuanto a que no es flexible y dinámico para mantener la actividad adecuada cuando hay nieve y las instalaciones pueden estar al 100% de su funcionamiento.

La Consejería de Cultura, de la que depende la estación de Valgrande-Pajares, a través de la Dirección General de Deportes, ha rechazado realizar alguna valoración al respecto a preguntas de este periódico sobre el alto nivel de absentismo laboral, que lastra su normal actividad.

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