El furtivismo asociado al comercio ilegal de colmillos de elefante, cuernos de rinoceronte o diferentes partes de jirafas, como pieles y huesos, no solamente amenaza la conservación de estas especies emblemáticas, sino que también tiene un impacto sobre otra fauna africana, como el caso de los buitres, tal y como señala un estudio de la Universidad de Oviedo publicado en la revista "Biological Conservation", que firman José Vicente López-Bao -investigador del campus de Mieres- y Patricia Mateo-Tomás.

En el estudio señalan que, cada vez con mayor frecuencia, "los furtivos que persiguen a la megafauna africana envenenan las carroñas para evitar que los buitres, especializados en localizar rápidamente animales muertos, delaten la ubicación de estas actividades ilegales al personal encargado de combatirlas". Esta práctica "está contribuyendo así al alarmante declive de las ocho especies de estas aves carroñeras presentes en África, cuyas poblaciones han disminuido un 62% de media en las tres últimas décadas".

Los investigadores, que colaboran con el Plan de Acción Español contra el tráfico ilegal y el furtivismo internacional de fauna y flora silvestres (Plan TIFIES), advierten de que "el envenenamiento masivo de buitres en carroñas de otros animales víctimas de los furtivos puede además estimular el comercio ilegal de partes de buitres africanos para su uso en la medicina tradicional o 'muthi', considerada la segunda amenaza más importante para este gremio en África, después del envenenamiento". De este modo, "se crea así una peligrosa sinergia que puede aumentar el interés por perseguir a los buitres para obtener partes de estas aves a través del envenenamiento de las carroñas de megafauna".