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El futuro de las estaciones de esquí, hacia una gestión privada y un uso todo el año

La asturiana Pajares y la riojana Valdezcaray, con características muy similares, ya dan pasos para exprimir su potencial en invierno y verano

Turistas en el remonte del Brañillín de Valgrande-Pajares este verano. EFE

La estación riojana de Valdezcaray, al igual que sucede con Valgrande-Pajares, está en una encrucijada de cara a su futuro. De un tamaño similar al complejo invernal lenense, el de La Rioja también adolece de un cambio que le permita ser un referente dentro de lo que el anterior gerente de las instalaciones denominaba el "alto Cantábrico". Tanto en Asturias como en La Rioja buscan proyectos que hagan despegar sus complejos y ambos pueden ser para el otro un espejo en el que mirarse. La gestión privada o semiprivada de los complejos puede ser un camino, como ocurre en otras estaciones españolas. Y el cambio de modelo para que estas instalaciones sean también atractivos cuando la nieve desaparece es la otra clave.

El paso que ha dado Valdezcaray ha sido el de cesar al hasta ahora gerente, Gonzalo Morrás, y sustituirlo por Jorge Lladó, un hombre con un perfil diferente y del que se busca que aporte ideas para llegar un objetivo primordial: la desestacionalización de la estación. Ese concepto, el de desestacionalizar, puede sonar muy familiar en Asturias, ya que tanto en Lena como en Aller se lleva reclamando años para sus estaciones. Aunque en la vertiente de Fuentes de Invierno puede estar un poco más complicado por las duras medidas ambientales, en el caso de Pajares es más factible, toda vez que la estación abre ya en verano un remonte para el disfrute de turistas. Y durante esta temporada se ha hecho la apuesta por ofertar actividades como la multiaventura o deportes en bicicleta, unidos a una oferta gastronómica que están teniendo un éxito notable.

El Gobierno de La Rioja tiene claro que por ahí pasa el futuro de su estación de esquí. Sus portavoces señalaban recientemente que para Valdezcaray "se abre un periodo transitorio en que se sentarán las bases, para que más allá de la práctica deportiva, se convierta en un espacio de ocio y turismo en plena naturaleza, y que complemente con otro tipo de servicios en las propias instalaciones y con otro tipo de propuestas que puedan ofrecer los municipios del entorno. El objetivo es transformar Valdezcaray en un atractivo turístico con nuevos perfiles de turistas y siempre alineado a la nueva estrategia turística del Gobierno de La Rioja".

Esa es la idea que hay en Asturias y sobre la que tanto el Gobierno del Principado como la plataforma "Valgrande-Pajares, sí o sí" trabajan. En sus manos ya tienen un proyecto con infinidad de propuestas para llegar a la desestacionalización de Pajares. La Cámara de Comercio de Oviedo también está siendo una parte proactiva en este camino.

Ya este mismo verano se ha empezado a trabajar en Asturias en esa línea. Se ha creado un nuevo circuito de BTT, se han potenciado las actividades ciclistas y otras alternativas como el paintball, y también la restauración en la cafetería de la zona alta de la estación. Unas medidas que han sido bien recibidas por el público, con alta presencia de visitantes los días fines de semana que llevan abriendo.

Las coincidencias entre Valdezcaray y Pajares son varias. Ambas tienen 9 remontes. En cuanto a kilómetros esquiables, ambas superan la veintena, aunque la lenense es algo mayor que la riojana. También tiene más pistas Valgrande. Cuenta con 39 (11 verdes, 10 azules, 14 rojas y 4 negras). Valdezcaray, sin embargo, se queda en 26 (6 verdes, 6 azules, 10 rojas y 2 negras). Ambas tienen capacidad para fabricar nieve artificial. Aunque la riojana se destaca en algo, sus remontes son bastante más modernos que los de Pajares: posee dos telesillas desembragables, uno de cuatro plazas y otro de seis. La gran aspiración de la estación asturiana.

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