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El SOMA exige ayuda institucional para “no abandonar al Montepío a su suerte”

Alperi afirma que sería un “grueso error” olvidar el legado de la entidad, que busca fórmulas para evitar el cierre del balneario de Ledesma

Una actividad terapéutica en una de las piscinas del balneario de Ledesma.

El SOMA-FITAG-UGT mostró ayer su respaldo al Montepío de la Minería, entidad de la que es socio protector. El secretario general del sindicato, José Luis Alperi, se manifestó contrariado por la situación que atraviesa la mutualidad, al tiempo que reclamó a las instituciones que arrimen el hombro para tratar de salvar la complicada situación que atraviesa el Balneario de Ledesma, que está en preconcurso de acreedores.

“Desde el SOMA, como socio protector del Montepío, vamos a arropar a la Mutualidad sin ambigüedades, no solo por sus raíces, también por su capacidad y aportación en el plano social”, manifestó Alperi. El secretario general de la central se retrotrajo a la crisis derivada del “caso Hulla” y a la entrada de Juan José González Pulgar como presidente. “El Montepío ha demostrado desde la crisis de 2014 su voluntad por transformarse, modernizarse y crecer, siendo la residencia de mayores de Felechosa, un ejemplo de cómo, mediante una gestión rigurosa, es hoy una de las actividades de atención social más importantes de las Cuencas. Y un hogar para 170 personas mayores y familias integradas en un proyecto intergeneracional que mueve un centenar de puestos de trabajo directos en el Alto Aller que reman todos juntos en pro de la sostenibilidad de esta actividad con una visión de vanguardia”.

No se olvidó de destacar que la llegada del nuevo equipo de gestión se produjo con una iniciativa, la de Felechosa, a punto de ser “un proyecto quebrado, con tres millones de pérdidas acumuladas en su primer trienio y con todo en contra”.

Por eso, Alperi entiende que ayudar al Montepío en este coyuntural atolladero provocado por la pandemia, “no es sujetar sin motivos a una entidad histórica con casi 300 empleos y 9.500 familias mutualistas, es apoyar un modelo de empresa de economía social que tiene mucho que decir en la implantación y desarrollo real sobre el terreno de un montón de políticas y actividades que hoy lo conectan con decenas de asociaciones sociales”. “Se trabaja con colectivos de enfermedades crónicas y de mayores en Asturias y en el conjunto de España que, gracias a la sostenibilidad de los recursos de la Mutualidad minera y su Fundación Obra Social, cuentan con un aliado para desplegar acciones concretas de notable beneficio para esos colectivos”, apuntó Alperi.

Y esa es la razón, argumenta, por la que el SOMA respaldará a capa y espada a la mutualidad, y la necesidad de que reciba ayudas para salir de la complicada situación que atraviesa. “Defenderemos con rotundidad que los valores y la acción social deben ser también estratégicos en este nuevo futuro que estamos construyendo. Y por tanto sería un grueso error de las instituciones no ayuden hoy al Montepío, dejándolo a su suerte, como una víctima más del covid, minusvalorando su experiencia, su capacidad y también su legado”.

Momento complejo

El Montepío de la Minería, presidido por Juan José Pulgar, atraviesa por momentos complicados, especialmente en el balneario de Ledesma, tras verse la entidad fuertemente afectada por los efectos de la pandemia sanitaria. Las instalaciones termales salmantinas, históricamente el negocio más rentable de la mutualidad, se han pegado un enorme batacazo este 2020 y acabarán con más de 1,25 millones de euros de pérdidas. Los cierres obligatorios por la pandemia, la baja afluencia durante el verano y la supresión del programa vacacional del Imserso que les reportaba el 60% de su volumen de negocio han sido factores decisivos en la situación crítica del Balneario, que se encuentra en situación preconcursal.

Actualmente, 99 de sus 106 trabajadores están inmersos en un ERTE, aunque a partir del 31 de enero, podrían quedar desprotegidos. El Montepío ha tocado a la puerta de su banco de referencia, que les ha negado el millón de euros que necesitarían para llegar hasta el verano próximo. El Gobierno estatal, y los regionales de Asturias y Castilla y León también conocen la situación, pero aún no han dado respuesta a las peticiones de la mutualidad. Ahora el SOMA exige que eso cambie.

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