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Fiesta a pesar del coronavirus: así despidieron el curso en la escuela infantil de Mieres

El centro de 0 a 3 años “Les Xanes” de Mieres celebró su festival navideño, sin las familias y adaptando la seguridad por el covid

La fiesta de Navidad de los pequeños de la escuela infantil “Les Xanes” de Mieres. | A. V.

Hubo música, gorros de Papá Noel, y tarta de chocolate. Pero faltaron las familias. Así se planteó ayer la fiesta de Navidad en la escuela infantil “Les Xanes” de Mieres, donde los más pequeños de concejo comienzan su etapa escolar. Las profesoras del centro hicieron el papel de animadoras, de organizadoras, y de cantantes, dando el calor que padres, madres y abuelos les ofrecían en años anteriores, y que el coronavirus se ha empeñado en complicar.

La seguridad primó ante todo en la fiesta de Navidad de los pequeños. Separados por clases, cada una de ellas tenía un pequeño espacio en el patio para jugar al ritmo de los villancicos. El tiempo tampoco lo puso fácil, la lluvia obligó a celebrar la fiesta solo en la parte cubierta del patio. A las once fueron los más pequeños de “Les Xanes”: los bebés y los grupos de 1-2 años. Junto a sus maestras bailaron y rieron, con sus simpáticos gorros de Papá Noel. Alguno intentaba fugarse a otro espacio, pero siempre había unos ojos y unas manos que se encargaban de que cada oveja estuviera en su rebaño.

Los pequeños fueron entrando a su clase tras un animado rato de baile, y el patio fue de los “mayores”, las clases de 2-3 años. También con sus gorros y panderetas movían el pañal al ritmo de “El burrito sabanero” o “En Navidad”. Las profes, con mascarilla como todo el curso, disfrutaban también como enanas viendo a sus alumnos divertirse. La fiesta terminó con tarta de chocolate, que se comió en buena parte, aunque otros restos se quedaban en la ropa, la última del año en el “cole”.

La directora del centro, Verónica González, explicó que pese a las dificultades de la pandemia, “no podíamos dejar a los niños sin Navidad”. “Nos da mucha pena que no sean las familias quienes les canten los villancicos y acabemos todos comiendo turrón y dulces navideños como otros años, pero nos tocó hacerlo así, y todo está pensado para que ellos disfruten”, explicó la responsable del centro.

En verano prepararon la planificación del año, y lo hicieron por duplicado. Una con las actividades regulares de cualquier año, y otra adaptada a la pandemia, que es la que está tocando aplicar con el mayor cariño del mundo.

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