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La trayectoria de una música muy especial: La vida con letra de “Sor Canción”

La religiosa allerana, que falleció el martes a los 86 años, fue una de las primeras cantautoras en asturiano, “estaba entregada a la música”

"Sor Canción", en una grabación para TVE.

A todo lo que vivía, le ponía letra. Mujer de fe cristiana, creyente en la tradición y en el asturiano. Así era la allerana María Pilar Esther Fernández Fernández. Apodada “Sor Canción”, porque fue monja y tenía una voz irrepetible. Grabó varios discos, entre ellos el primer villancico en llingua, con la casa Columbia. “Sor Canción” fue considerada la primera cantautora asturiana aunque, aseguran expertos consultados por este diario, “nunca se le dio la importancia que tenía”. Quizás porque vistió hábitos, o porque no le gustaba hacer ruido. En silencio, falleció el pasado martes en la residencia de Belmonte de Miranda. Tenía 86 años, dejó un legado inmenso.

“A ‘Sor Canción’, aquí en Aller, la llamábamos todos Pilar. Era una mujer, sobre todo, entregada”, afirma Esperanza del Fueyo, presidenta de la Sociedad Los Humanitarios. Entregada a la fe cristiana: con 17 años, ingresó en el monasterio de San Pelayo (Oviedo). Allí fue la benedictina sor Pilar. Aprendió música, a tocar el órgano y la guitarra. Tenía una voz privilegiada y le gustaba componer. Sus canciones se hicieron cada vez más populares: “A mí me encantan sus villancicos, los escucho a menudo”, añade Del Fueyo.

La música, con su rebaño de ovejas.

En el plazo de un lustro, en los años sesenta, llegó a grabar cinco discos. Algunos con la prestigiosa discográfica Columbia. También un LP con Producciones Paulinas. “Para componer me inspiro en la vida, en vivencias”, afirmó a LA NUEVA ESPAÑA en diciembre de 1997. Lo hizo con motivo de un homenaje a su carrera en el VI Concurso y muestra de folklore “Ciudad de Oviedo”. Se mostró “muy agradecida” con su público y les regaló su voz. Interpretó, entre otros temas, “El neñu diz que tien sed”.

Eran los noventa y su vida había cambiado mucho. “Sor Canción” había colgado los hábitos para dedicarse al cuidado de su madre. Había dejado el convento y se había trasladado a su Cuérigo natal, a una pequeña casa que está a la orilla de la carretera. No renunció a la fe, fue virgen consagrada. Se entregó a la comunidad, convirtiéndose en una figura relevante en el ámbito cultural del municipio de Aller.

Como ella había cambiado, también quería renovar su música: algunos de sus discos se volvieron a editar. En la parroquia de Moreda, junto a otros compañeros –como José Augusto Suárez, presidente del Colegio de Graduados e Ingenieros Técnicos de Asturias– fundó el coro “Escarcha”. Para ellos compuso el tema “Un riesgu, una aventura”, finalista en el concurso nacional de Canción Misionera. “Tenía una voz de soprano muy bonita. Su interpretación de ‘Paxarín parleru’ es de las mejores que he escuchado nunca”, afirma José Augusto Suárez.

En la Sociedad Los Humanitarios de Moreda la recordarán para siempre: en algunas fotos como intérprete de la Coral Polifónica de la entidad, en la partitura de la versión del himno de Los Humanitarios que ella adaptó a cuatro voces. “Es espectacular, suena precioso”, afirmó ayer Del Fueyo, que guarda con cariño una copia la partitura con apuntes de “Sor Canción”.

Iniciativa pol Asturianu propone que su obra se recupere, se reedite y se ponga en valor

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“Pienso que ella hubiera merecido algún homenaje en vida, como se hace en otros concejos con las personas que tanto aportan”, reconoció la presidenta de Los Humanitarios. Matizando que es “una opinión personal”. “Era una mujer con un talento especial, y pocas veces se escucha hablar de ella. Aportó muchísimo a nuestra cultura asturiana”, añadió la presidenta de la Sociedad Los Humanitarios.

Su voz inundó televisiones, radios, y también cambió de concejo. Fue una de las intérpretes del Orfeón de Mieres. Sus compañeros también la recuerdan como una persona “comprometida con la música y con todo lo que emprendía”.

Tras el fallecimiento de su madre, volvió a cambiar de vida. Decidió quedarse en su Cuérigo natal y dedicarse con cariño y paciencia a un rebaño de ovejas. “Fue una persona con una vida peculiar. Llama especialmente la atención que fue monja, luego un miembro destacado de la comunidad, y más tarde decidió retirarse en soledad”, afirmaron sus allegados. Dicen que le gustaba sentarse a media tarde a leer o a componer, algunas de sus canciones nunca vieron la luz.

Iniciativa pol Asturianu propone que su obra –al menos, la que llegó a conocerse– se recupere, se reedite y se ponga en valor. Ella no era mujer de alardes, pocas grabaciones de su persona se conservan. Tan solo un vídeo de una aparición suya en Televisión Española, entonando una de sus canciones favoritas: “La Virxen de Covadonga”. ¿Fue una artista infravalorada? “Era mujer, había sido monja y hubo muchos que no se pararon ni a escucharla”, apuntan fuentes del mundo cultural en el concejo de Aller. Seguro que no, que no la escucharon. Porque, cuando esa voz lo llenaba todo, reprimir el aplauso era casi imposible.

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