A oscuras por una suplantación de identidad. Así vive, desde la noche del lunes, la familia de Ramiro Dosantos en el barrio de San Francisco de Turón. Estaban viendo la tele cuando se quedaron a oscuras. Pensaron que era una avería pero, al día siguiente, desde su compañía eléctrica les comunicaron que alguien había solicitado la baja. El problema es que la baja no necesita la firma del titular y el alta sí. Y el titular, como era de esperar, no coincide: “Llevamos tres días (ayer) sin suministro eléctrico, y todo porque alguien llamó y dio mis datos para un cambio con otra compañía”, señala con fastidio.

No es para menos. Su hijo, que estaba teletrabajando en casa, ha tenido que irse a la vivienda de un familiar para tener internet: “Imagínate que se nos queda el chaval sin trabajo”. Él y su mujer pasan el día en casa de su suegra, que vive justo debajo, pero tienen que dormir en la vivienda sin luz y sin calefacción: “Tenemos que poner varias mantas en la cama, por el frío”. “Lo peor es que no sabemos cuántos días van a tardar en arreglarnos esto”, añade.

Ya llevan cerca del centenar de llamadas. Primero a su compañía: “Nos dijeron que alguien había solicitado un cambio a otra eléctrica y que, con el mercado libre, estaban obligados a tramitarla”, destacó. Entendió que “no tienen ninguna culpa” y se puso en contacto con una abogada: “Me recomendó que llamara a Viesgo, porque me tenían que decir al menos en qué empresa se había concedido la nueva alta”. Y esa información sí la consiguió. El resto... Un misterio: “Me dicen que no pueden decirme nada por la Ley de Protección de Datos”. “Me siento mal, porque no sé si se trata de un error o si alguien ha querido jugármela”, dice, disgustado.

Da vueltas por la casa y señala a la nevera: “Está llena, el arcón igual... Se nos va a perder la comida”. Ahora ya se da por vencido y dice que solicitará un alta nueva, aunque le cobrarán por el servicio. ¿Que si lo reclamará? “Buena gana tengo yo de andar en juicios, pero me gustaría que se esclareciera y también pedir a las eléctricas que se cercionen bien de las altas que reciben, sobre todo a través de Internet”. Se despide en la puerta, pero da la vuelta: “Voy a coger la cartera para comprar pilas para la linterna”.